Ayer me levanté exquisito. Exquisito e indignado. Decidí
demostrar mi indignación a las instituciones con un acto heroico e inequívoco.
Sopesé todas las leyes, normas y actitudes que provocaban mi indignación con el
fin de de elegir cuidadosamente una que fuera impactante y susceptible de ser
mantenida en solitario. Me llevó varias horas hacer una relación no exhaustiva.
Finalmente elegí una y puse en marcha la fase de preparación de infraestructuras.
Compré un cartel luminoso a pilas, unas pilas, una pizarra
con encabezado de marca de refrescos, tizas, una bandeja, un par de
servilleteros de plástico, servilletas de papel y cerillas.
Revisé que en mi poder estuvieran ya distintos
elementos que me hacían falta para la
puesta en escena. Los tenía.
Asi que llegada la tarde elegí el texto y color del cartel.
“BAR” en color amarillo fuerte –desconozco el nombre femenino exacto- rellené
la pizarra con un menú del día que se correspondía con mi cena prevista y
coloqué ambos en la puerta de mi vivienda, que dejé convincentemente abierta.
Puse la mesa de mármol de la cocina en el salón con cuatro sillas, uno de los
servilleteros y un cenicero. Añadí un
posavasos que cogí en un pub que me había gustado como recordatorio, me serví
un copazo que coloqué en la bandeja y llamé a la central de denuncias de la
policía del tema y a un periódico dando la dirección y el abominable acto que
se estaba cometiendo.
Con todos los deberes cumplidos cogí las cerillas y un puro
de una boda reciente y me acomodé dispuesto a esperar la violenta irrupción de
los represores y la de los notarios de lo público.
Cuando finalmente acerqué la cerilla al puro recordé los
veintisiete años que llevo sin fumar y la cobardía de fumador anónimo pudo con
la indignación de ciudadano reprimido. Cerré la puerta y desmonté todo el
chiringuito.
No me consta que nadie haya venido. Ni represiva ni
testimonialmente, pero me hubiera gustado ser capaz de fumar. De lo que no
estoy seguro es de si por el hecho en si o por la posibilidad de constatar mi
vocación de mártir no cruento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario