martes, 21 de agosto de 2012

Transgresión (23-06-2011)


Ayer me levanté exquisito. Exquisito e indignado. Decidí demostrar mi indignación a las instituciones con un acto heroico e inequívoco. Sopesé todas las leyes, normas y actitudes que provocaban mi indignación con el fin de de elegir cuidadosamente una que fuera impactante y susceptible de ser mantenida en solitario. Me llevó varias horas hacer una relación no exhaustiva. Finalmente elegí una y puse en marcha la fase de preparación de infraestructuras.

Compré un cartel luminoso a pilas, unas pilas, una pizarra con encabezado de marca de refrescos, tizas, una bandeja, un par de servilleteros de plástico, servilletas de papel y cerillas.
Revisé que en mi poder estuvieran ya distintos elementos  que me hacían falta para la puesta en escena. Los tenía.

Asi que llegada la tarde elegí el texto y color del cartel. “BAR” en color amarillo fuerte –desconozco el nombre femenino exacto- rellené la pizarra con un menú del día que se correspondía con mi cena prevista y coloqué ambos en la puerta de mi vivienda, que dejé convincentemente abierta. Puse la mesa de mármol de la cocina en el salón con cuatro sillas, uno de los servilleteros  y un cenicero. Añadí un posavasos que cogí en un pub que me había gustado como recordatorio, me serví un copazo que coloqué en la bandeja y llamé a la central de denuncias de la policía del tema y a un periódico dando la dirección y el abominable acto que se estaba cometiendo.

Con todos los deberes cumplidos cogí las cerillas y un puro de una boda reciente y me acomodé dispuesto a esperar la violenta irrupción de los represores y la de los notarios de lo público.

Cuando finalmente acerqué la cerilla al puro recordé los veintisiete años que llevo sin fumar y la cobardía de fumador anónimo pudo con la indignación de ciudadano reprimido. Cerré la puerta y desmonté todo el chiringuito.

No me consta que nadie haya venido. Ni represiva ni testimonialmente, pero me hubiera gustado ser capaz de fumar. De lo que no estoy seguro es de si por el hecho en si o por la posibilidad de constatar mi vocación de mártir no cruento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario