Lo que haya de ser será. Hoy, pre
uno de octubre, y como ha dicho un amigo, mío, ya solo queda hacerse de
refresco y palomitas y sentarse a ver el espectáculo. Lo único que no dice el
programa de festejos es cuál es la duración prevista. Es una de las
características de los espectáculos en directo con guión abierto, que según
cada protagonista tiene una duración diferente.
La verdad es que creo
sinceramente que esta película, “El Procés” creo que se llama, es en su más
pura trama una comedia española de las malas, y no doy títulos comparativos
para no ofender. En ningún otro país normal del mundo este guión llegaría siquiera
a empezar a rodarse, porque en ningún otro se darían los caracteres
reconocibles para los caracteres necesarios. Hace falta un elenco en el que
todos los protagonistas se crean buenos, sin paliativos, en que todos los
protagonistas mientan y en los que muchos de ellos nunca dicen lo que realmente
piensan, sin mentir, reitero. Me recuerda un poco a los telefilmes a los que
nos tienen, desgraciadamente, acostumbrados las cadenas de televisión los fines
de semana. Solo con los títulos ya sabes de que va la historia, como va a
acabar, y solo te queda por ver cuáles son los detalles propios, si hay alguno,
con los que el guionista a adornado su falta de creatividad.
Un gobierno que lo es por la
incapacidad de los demás y no por méritos propios, débil y marcado por sus
propios errores, una oposición incapaz de asumir su fracaso electoral y que busca desesperadamente como ganar con
artimañas lo que es incapaz de ganar en las urnas. Un ámbito territorial en el que
las palabras dejan de significar lo que significan para los demás y reclaman su
significado único y verdadero. Y todo trufado, yo diría emponzoñado, por los
tibios, los equidistantes, los que siempre están de perfil porque no son
capaces de saber si quieren ser tirios o troyanos, o porque buscan en el río
revuelto, en la confusión, imponer sus propias y particulares verdades que nada
tiene que ver con lo que acontece. Y a todo este cóctel, ya de por sí bastante
imposible, le añades una masa de fanáticos irracionales, en ambos lados, que
piensan que no hay más verdad que la suya… y el espectáculo va a comenzar.
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El gobierno necesita, para poder
afrontar esta situación, una fortaleza que su propio partido, plagado de casos
de corrupción, en minoría parlamentaria y equivocado en muchos de sus
planteamientos, le deniega y busca en el resto del arco parlamentario. En
cualquier otro país serio ya se habría suspendido al gobierno secesionista, se
habría disuelto el parlamento del que se sirve y habría empezado a andar el
camino para restablecer el orden constitucional. Pero no se atreve. No se
atreve por su propia debilidad y por la falta de confianza en la lealtad de los
que dicen apoyarle en sus medidas.
El PSOE apoya al gobierno
formando el llamado frente constitucionalista. Pero el PSOE es un socio lleno
de peros, un socio inestable que hoy da y mañana quita, que ofrece un flanco
débil y dispuesto a la retirada al menor atisbo de ventajas. Pedro Sánchez nada
entre dos aguas, la de los militantes que lo han elegido y los históricos que
esperan cualquier tropezón para volver a descabalgarlo. Su misma debilidad es
la debilidad del frente en el que está integrado porque, y esto es del dominio
público, sus posiciones electorales, de elecciones internas, están más cerca de
Podemos que del partido en el gobierno al que le ha jurado odio eterno con su: “No
es no” prácticamente programático.
Y en ese bloque nos falta
mencionar al sancho del gobierno, al único apoyo real del gobierno merecedor de
causas más limpias y de países democráticamente más hechos. El señor Rivera se
desgañita, se pronuncia y se alinea en una posición que todo quisiéramos que
fuera del PSOE, incluso algunos de sus militantes. Pero el señor Rivera, su
partido, no tiene más fuerza que la que tiene, da moral, apoyo, pero es
insuficiente. La injusticia bíblica: “dios da pan a quien no tiene dientes”
Podemos es fiel a sí mismo, está
en un lado y en el otro sin que nunca puedas saber lo que piensa como partido.
Sí que sabemos lo que dicen sus líderes visibles que piensan. Sus bases
heterogéneas los incapacitan para tomar una postura coherente. Sus tendencias
anti sistema les obligan a escorzos imposibles que chocan con su inexistente
vocación de partido nacional. Aquí soy marea, aquí común y en este otro aquí
viento del norte. Su populismo, su desprecio por el sistema actual, sus
posiciones en esta película hacen que quede al descubierto su absoluta incoherencia
al reclamarse como partido de izquierdas. Baste con ver su radical distancia de
los postulados internacionalistas de la izquierda real.
Y del bloque catalanista ¿Qué podemos
decir? Poco, muy poco. Llamarle bloque al acuerdo apenas temporal de un partido
de izquierdas, uno de derecha y otro anti sistema, es como llamarle bloque a la
arena del desierto. Está junta, es muy numerosa, pero cada grano es
absolutamente individual. La prueba principal es que cada uno de los componentes
busca su propia gloria en el proceso. Los dirigentes del PDCat buscan su pase a
la historia y librar a sus líderes históricos de la cárcel por corrupción. ERC,
sueña con la república catalana, como ha hecho siempre. Su reino no es de este
mundo y por eso necesita otro, uno que sea catalán, republicano y de
izquierdas. Absolutamente coherente. Y nos queda la CUP. A la que el
sentimiento catalán le importa un ardite. Ellos sueñan con un mundo, y si es
pequeño está bien para empezar, aislado de la contaminación capitalista y
decadente de Europa, donde en su idílico, bucólico y pastoril paisaje, donde
poder imponer su pensamiento único y erradicar con democrática represión
cualquier atisbo de disidencia. Una joya, vamos.
Luego estan los actores secundarios. Por un lado los tibios, los equidistantes, los incapaces de tomar partido porque son tan superiores que decantarse les supone mancharse, esos de los que decía Celaya :"maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales. Maldigo la poesía de quién no toma partido hasta mancharse. Por otro lado los que tienen tanta carga de reivindicaciones pasadas y no compartidas por la mayoría que aprovechan cualquier momento, incluso los que no toca como este, para hacerlas, equipararlas y crear una confusión dañina.
Luego estan los actores secundarios. Por un lado los tibios, los equidistantes, los incapaces de tomar partido porque son tan superiores que decantarse les supone mancharse, esos de los que decía Celaya :"maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales. Maldigo la poesía de quién no toma partido hasta mancharse. Por otro lado los que tienen tanta carga de reivindicaciones pasadas y no compartidas por la mayoría que aprovechan cualquier momento, incluso los que no toca como este, para hacerlas, equipararlas y crear una confusión dañina.
Y nos falta el cerdo traidor. Ese
que en la película se encarga de enredarlo todo sin dar la cara y que consigue
que los “protas” lleguen a odiarse para poder salirse con la suya, sea la
chica, la casa o el barco. Y en esta historia hay cerdo traidor, por supuesto.
En esta historia Cataluña no es más que el escenario en el que el cerdo traidor
maniobra para quedarse con el Teatro entero. Pero eso ya es política
internacional y ahora no toca.
Lo que ahora toca, lo que ahora
debiera de tocar, según mi modesto y leal saber, trufado con lo que va a tocar,
es el siguiente programa de actos:
-
Día 1 de octubre. Proyección de la película
-
Día 2 de octubre. Cine fórum: “como restaurar la
normalidad constitucional”. Conferencia a cabo del gobierno
-
Día 3 de octubre: comienzo de la huelga general
y revueltas callejeras.
-
Día 4 y siguientes algaradas
-
Día 5. Vuelta a la normalidad. Empezar a hablar
de hablar.
Porque hablar de hablar es lo que
toca. No se puede empezar a negociar con nadie sentado en los banquillos, con
nadie amenazando con chantaje, con nadie posicionado en la fuerza.
Que comience el espectáculo¡¡¡¡