miércoles, 22 de agosto de 2012

Deslealtad (12-09-2011)


Me llamó hermano con ese tono… no se si me comprenden, con ese tono con el que uno se lleva de inmediato la mano a la cartera para comprobar que está aún en su sitio. Creía conocerlo de ya algún tiempo e incluso estaba entre los que más apreciaba en aquella reunión habitual junto a la barra del bar al que asistía con asiduidad a tomar un vermut y charlar un rato.

Realmente me llevé la mano al bolsillo de la cartera y comprobé con alivio que la cartera aún estaba en su sitio. No me quedé conforme, aquel tono…

Solo pasado algún tiempo, cuando por casualidad llegaron a mis oídos ciertos comentarios  de cuya autoría no tenía duda lo supe con certeza. No me había robado la cartera, me había robado la alegría de acudir al bar a departir con los demás y sospecho que incluso parte de la estima de los más débiles de la tertulia

Seguramente, con el tiempo, los demás se darán cuenta de quien es y como actúa, pero que más da, ya habrá hecho un daño irreparable. Sembrar la desconfianza y el descontento entre nosotros. Cuando ya no quede nadie a quien dañar se irá, pero es que ya será el último.

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