martes, 21 de agosto de 2012

¿Donde Está El Motorista? (30-05-2011)


Desde hace algunos meses y viendo lo que me rodea observo con una mezcla a partes iguales de fascinación y horror la proliferación de cargos públicos que cumplen en su grado máximo el principio de Peter –aquello de que “todo individuo asciende hasta alzanzar su nivel de incompetencia”-. Pero he descubierto, para mayor horror y asombro, una variante incluso más preocupante del susodicho principio: “todo individuo corruptible medra hasta alcanzar su nivel de corruptibilidad”. Y en muchos casos se cumplen los dos a la vez.

Alcaldes, concejales, presidentes de comunidad autónoma, consejeros, ministros, directores de lo general, trabajadores de la ventanilla y guardas de bosques y desiertos. Todo individuo con posibilidades navega en el filo de la corruptela, todo responsable de permisos y prebendas se asoma al abismo del intercambio y parece ser que un gran porcentaje sufre de vértigo despeñante.

La solución pasa por reinventar a Los Intocables, me dije en un primer momento, pero luego me di cuenta de que tienen un cierto toque fascistoide y de que esto no es Chicago años 20, más bien la Sodoma y Gomorra del corte y confección o la primitiva inmobiliaria de Pepe Gotera y Otilio, sin olvidar la Residencia de Oro de los prejubilados con influencias, que de todo esto hay y más.

Y en esto del comic estaba cuando di con la solución española del problema. Habría que pedirle, o pagarle, los derechos al Forges y recuperar al motorista que armado de sobre, rasqueta, agua caliente y grúa –para los mas pertinaces- se presente allí donde se intuya una corruptela para dejar el cargo libre como una patena –libre por el sitio vacante y patena por la limpieza post actuante-.

Claro que lo de los derechos es más complicado porque a uno de los primeros sitios a los que yo mandaría al motorista sería a la SGAE. Bueno en este caso al motorista  o a Ali Babá que a los mejor también nos sirve. 

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