martes, 27 de diciembre de 2011

El Trípode del Mal (Extrapolando)


Hace años montando un control de producción en una empresa aprendí a reconocer una de las patas. No todos los trabajadores que se mueven mucho y parecen intervenir en todo realizan una labor productiva. Traducido, hay trabajadores especializados en estar en todas partes, moverse continuamente y no realizar ninguna labor productiva. Se les distingue también porque requeridos para echar una mano están saturados de trabajo. Extrapolando, estar en muchos sitios, estar con mucha gente no significa necesariamente interesarse por ella.

La segunda  pata me la dio un amigo que pretendía pensar que todos somos buenos. Si todos somos buenos ninguno somos nada. ¿Cómo podemos saber que somos buenos si no existe un referente de maldad? Tiene que haber algún malo para que existan los buenos, aunque el malo se crea bueno y crea a los buenos malos, que a lo mejor tiene razón. Extrapolando, No podemos ser amigos de todo el género humano, y ya puestos hay que tener buenos enemigos para tener buenos amigos. Yo quiero a mis enemigos, con un amor negativo, con la misma fuerza que quiero a mis amigos.

La tercera pata surgió comentando las palabras de un conocido. Debatíamos otro amigo y yo tras un debate a varias bandas sobre a quien de los dos daba la razón un tercer participante. En esa estábamos cuando otro amigo más se unió a la puja y nos las desbarató. “¿No os habeis dado cuenta de que aunque habla mucho nunca acaba una frase? ¿nunca saca una conclusión? Siempre acaba haciendo una  pregunta cómplice como ¿Vale? o pues eso… , y cada uno saca la conclusión que le interesa”. Observado en posteriores ocasiones efectivamente siempre dejaba en suspenso lo que debería haber sido su opinión con lo cual nunca disentía de nadie. Extrapolando, si quieres llevarte bien con todos no digas lo que piensas realmente, o llevado a lo malévolo y perfecto, no pienses.

Asi que ahora cuando alguien cumple una, dos o tres de las patas procuro poner cara de sonrisa pánfila, hacerme a un lado cuando se acerca y sobre todo jamás, jamás, emitir una opinión cuando puede oirme. Extrapolando, dios nos pille confesados.


martes, 20 de diciembre de 2011

¿Cuento de Navidad?


Paseaba el otro día por un camino de la sierra madrileña cuando me encontré a un individuo que abrevaba unos ciervos en un regato escaso. Me llamó la atención su vestido verde, reversible en rojo, sus botas de media caña con grandes hebillas y su larga y descuidada barba. Me acerqué simplemente porque el camino que seguía me acercaba y me dispuse a dejar silbar entre dientes y sin vocalizar el consabido e ininteligible buenos días que se extrae de lo más profundo del desinterés.

No me dio tiempo. El individuo se volvió y soltó un sonoro y cálido:

-          Buenos días amigo -en un tono de voz profundo, optimista y un pelín excesivamente alto- magnífico día para pasear por estos parajes. Permíteme que me presente, me llamo Nicolás aunque soy más conocido como Papa Noel.

A mi lo de tratar con locos nunca se me ha dado bien y decir que mi estómago inició un presuroso plan de vaciado intensivo más allá de lo meramente psicológico es poner las cosas en su sitio. Un individuo de figura enteca, quijotesca, rodeado de ciervos, vestido de verde en la sierra de Madrid no coincidía con quien decía ser ni en su perfil físico, ni en el tipo de animal que le acompañaba, ni en la ubicación geográfica del encuentro.

Todo ello debió de reflejarse en mis ojos y en el sonido tormentoso de mis tripas, porque él se apresuró a tranquilizarme, bueno, a intentarlo.

-          Te aseguro que soy quién digo ser. Verás si me encuentras así de delgado es porque tuve que ponerme a régimen, la dieta Dunkan, ya que peligraba mi trabajo, ya no hacen las chimeneas como antes y mis renos de toda la vida van acusando los años. Por eso me ves con esta sana pero triste figura. Y si me ves con estos ciervos es porque  estoy haciendo una prueba por si pueden servirme para la zona de España en la que quiero expandir mi influencia.

A continuación me enseñó unas fotos de su hogar y sus talleres que parecían auténticas y en todo caso siempre se mostró afable y pacífico. Finalmente y ya en confianza me confesó que estaba intentando desplazar a los Reyes Magos del corazón de los españoles porque eran unos corruptos. Me sorprendí y me explicó entonces que Melchor era ludópata y llevaba siempre un cofre con monedas de oro para poder jugar, Gaspar era un fumador empedernido de sustancias extrañas y muy aromáticas incluso cuando entraba en las habitaciones de los niños y que Baltasar se colocaba con una resina aromática que llevaba en un saquito. Se lo habían contado de muy buena fuente en otro país limítrofe con el nuestro

-          Es más –me aseveró con gesto trascendente y bajando algo la voz- al parecer están implicados en la Operación Puerto.

La verdad es que no dije ni que si ni que no, me despedí de él deseándole solo de palabra toda la suerte del mundo en sus proyectos y me fui pensando para mis adentros:

“Queridos Reyes Magos espero que este año y todos los venideros me traigáis la posibilidad que año a año renuevo de recuperar al niño que llevo dentro, y que vuestra magia, vuestra ilusión, sea la mía más allá de arboles y trineos ”

Feliz Navidad a todos

viernes, 2 de diciembre de 2011

La media


La Media es un concepto estadístico que divide a la raza humana en tres grupos, los que la superan, los que están por debajo y los funambulistas. Este grupo amenaza constantemente con precipitarse a un lado u otro de la línea, pero como su caída varía la posición de esta, y dada su habilidad circense, en realidad los tres grupos se mantienen inalterables en cuanto a su relación numérica.

 Existe, aunque no lo haya mencionado, el grupo de los despreciables, no por su calidad moral, que no es un concepto mensurable y por tanto estadístico, si no por pertenecer a una cantidad de individuos, pocos, de ponderación despreciable, que componen las posiciones decimales no exhaustivas por razones de coherencia oficial. Yo a estos individuos me los imagino como pelotillas en constante movimiento, ávidos de integrarse en alguno de los grupos y casi permanentemente rebotando en los intangibles limites de estos como bolas de un pinball.
  
Gran cosa la media, que facilita enormemente la compresión del mundo.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Siempre adelante

Recuerdo con dulzura ciertos tiempos ya pasados sin conseguir que esa añoranza oculte en su complacencia los sinsabores intercalados. No olvido, sería un error imperdonable, cuantas amarguras acontecieron que los hicieron tan señalados, tan recurrentes, tan amables. Por eso, por esa memoria de agravios vitales escucho con mucha incredulidad, con bastante espanto, el deseo expresado de volver atrás en el tiempo y vivir permanentemente en épocas que fueron.  Supongo, deseo suponer y en ello me tranquilizo, que si fuera factible sería firmemente rechazado, con vehemencia,  por los mismos que lo expresan. Ni la imagen de los años transcurridos en mi cuerpo, ni los achaques cada día más frecuentes y que ya son compañeros de por vida, ni la dulzura de los recuerdos me permite traicionar a mi presente, emplazar a mi futuro  para tiempos nunca deseados, aplazados permanentemente. Yo quiero vivir cada día de mi vida con la firme convicción, con el permanente anhelo, con la pasión intacta de conseguir cumplir aquellas metas que me impuse  e incluso de encontrar a cada instante nuevos desafíos. Hasta el día en que vivir mañana sea el principal reto.

martes, 8 de noviembre de 2011

Paso a paso

Paso a paso recorro el espacio disponible. Todo él sin olvidos ni abandonos posibles. Entre la vida sin sonido y la muerte que se escucha. Es el vagar del espectro, el camino indefinido, la frontera entre lo que fue y lo que no será porque no ha sido. Es un camino con un solo sentido, como el tiempo pero sin contenerlo. Es un final, tal vez un principio, un paso entre lo que nunca empezó y lo que nunca alcanzará lo definitivo.

Tal vez hablo de mi vida, tal vez de mi muerte, posiblemente de ninguna de esas cosas pues ya existían los espectros antes de que existiera la vida , y existen los espectros, del amor, de cada día, de cada instante que nace, fenece, en el transcurso del no tiempo, de la inmediatez del momento, de la no dimensionalidad del punto. Tal vez, dado lo espectral, lo instantáneo, intento referirme a la existencia.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Dispersión

Vivir el ocaso incluye la reflexión, la languidez, y en medio de los ocres, naranjas y violetas de una puesta de sol, buscando con la única voluntad ejercida el rayo azul, ese mítico rayo que es el último sobre el horizonte que el sol emite en su despedida, sentado en las rocas, junto al mar, embargado, poseído por su movimiento y su sonido, casi sin querer vi partir en un buque de ensueño a mis preocupaciones en una singladura en busca de respuestas.

Estaba ya casi el cielo negro con incrustaciones de luz, apenas unos luceros, cuando recuperé el dominio de mi ser y al levantarme fui por primera vez consciente de que en el mar, alejándose entre las olas con el aparejo de esperanza totalmente desplegado, se alejaba de mi una parte del lastre que hacía más pesada mi vida.

Dese entonces he ido dejando en distintos mares, en distintos cielos donde vuelan con gracilidad, mis naves de dudas y esperanzas. Desde entonces siempre que tengo oportunidad y tiempo miro, me abstraigo, me dejo ir en la languidez de la mirada perdida que espera encontrar la nao deseada, esa mirada que solo conocen los que viven de la esperanza de que el mar, el cielo, les devuelva aquello que le han confiado.Rara vez mis esperanzas se confirman, pero siempre dejo alguna nueva nave en su inmensidad. De gran calado algunas, de bajura muchas, otras apenas barquichuelas que transitan por la orilla. 

Alguna ha vuelto con las respuestas esperadas, alguna sin carga, las más siguen su singladura y mi mirada las sigue esperando. Pero según avanza mi vida, según alcanzo y avanzo mi ocaso,  soy más consciente de que solo me volveré a encontrar con todas ellas, con mi totalidad, cuando yo mismo en una nave postrera me aleje de mi orilla, me adentre en el mar en busca de otros puertos, de otras rocas, cuando se acaben las preguntas, cuando deje de esperar los regresos.

domingo, 16 de octubre de 2011

Desde fuera de mi

Desde fuera de mi acabo de tender la mirada. Desde fuera de mi he intentado ver lo que el espejo me oculta. Desde fuera de mi he intentado verme como tu me has visto y perdida la identidad de la mirada no he conseguido reconocerme entre todos los otros, vosotros, ellos.

He estado incluso a punto de perder el camino de vuelta, el hilo de plata que une mi alma a mi cuerpo. Y en medio de esa ignorancia de mi mismo he estado tentado de abandonarme a ese nuevo universo de no identidad, sin ego, sin disfraz, sin necesidad, pero me di cuenta de que también sin pensamiento.

He vuelto pues en busca del mi mismo que cotidianamente manejo aunque a veces, en algún momento, no renuncie a asomarme fuera de mi y tender la mirada desde fuera de mi cuerpo