lunes, 12 de noviembre de 2012

Reflexiones Centrífugas


Un conocido político catalán ha desvelado la intención del gobierno de CiU de anexionar en calidad de ciudad autónoma a Pinto en el proyecto de independencia catalana: “Es el centro de la península y por tanto es clara su vinculación con Catalunya como centro de todo lo que es importante en España –aseveró- además se entiende más claramente si se tiene en cuenta que Contador es de Pinto y que en España todos los grandes deportistas son catalanes”

Especial preocupación causaron estas declaraciones en la empresa fabricante de donuts que encargó inmediatamente un estudio jurídico sobre la posibilidad de que el gobierno catalán reclamara sus derechos sobre el agujero de los populares dulces: “como son el centro de algo popular lo mismo…” declaró un directivo
.
Enterados en CiU de esta preocupación se pusieron en contacto con la multinacional para tranquilizarlos. “En cuestión de agujeros nosotros solo trabajamos con los presupuestarios y los emocionales, y tampoco los reclamamos como propios”, explicó un portavoz de la formación política.




Para Jujoes

domingo, 28 de octubre de 2012

Fronteras Políticas, Aranceles Emocionales


Cuando en mi infancia me asomaba a la orilla del Rio Miño, allá por su desembocadura,  nunca llegaba a entender por qué cruzar aquel cauce de agua, que en Orense cruzaba para ir de un lado al otro de la ciudad, suponía la intervención de la policía, de las policías, que tenía que autorizar el que tú salieras de una orilla y pudieras entrar en la otra. A estas alturas entiendo el mecanismo pero sigo rechazando el concepto.

Tampoco llegaba a entender por qué causa comprar en las tiendas de la otra orilla, de Caminha, de Vilanova, de Seixas, era problemático porque lo comprado te podía ser requisado por la policía española a la vuelta. Lo aceptaba, como aceptaba aquellos fardos que navegaban río abajo mientras nos bañábamos y en los que solo reparábamos para poder apartarnos y evitar que nos golpearan,  y que sabíamos llenos de tabaco. Era la costumbre.

Era tan escasa mi comprensión de lo que significaba aquel río en aquel lugar que cuando al volver de las vacaciones a Madrid algunos compañeros comentaban de sus viajes a países extranjeros yo me preguntaba cómo sería eso de adentrarte en un territorio en el que hablaban otro idioma y tenían otras costumbres. Nunca llegué a considerar que mis viajes a la otra orilla, a Portugal, fueran distintos de mis viajes a Alicante o a Almería, por poner algún ejemplo. Yo, que muchas tardes cruzaba el río con mi familia para ir de tiendas o tomar unos pasteles en una “dozaría” nunca había ido al extranjero.

Con el tiempo y el aprendizaje los conceptos de frontera y extranjero se hicieron  más comprensibles en mi mente, aunque siguen pareciéndome igual de inexplicables.

Tal vez por este motivo, tal vez porque siendo gallego siempre me he sentido abocado a un inevitable nacionalismo provocado por la morriña y la saudade de emigrante familiar, tal vez por ambos y alguno más, cuando mis ideas político-culturales se fueron formando y conformando mi territorio sentimental  me convertí sin proponérmelo en un nacionalista absoluto, esto es: nacionalista gallego, español, europeo, del planeta Tierra, del Sistema Solar, de la Vía Láctea e incluso de este universo en previsión de que haya otros.

¿Y por qué? ¿Por qué este proceso y no un nacionalismo excluyente y cerril? Por simple egoísmo nacionalista. Estando en Madrid cuando hablaba de mi tierra con mis amigos me resultaba muy agradable que ellos compartieran, al menos en parte, las bondades que yo recordaba y sentía, me confortaba que me amparara y me abrazara ese halo mágico que presupone el concepto de gallego. Yo a mí vez escuchaba y apreciaba lo que los demás me contaban de sus tierras. ¿Cómo podría nadie aceptar la bondad de lo mío si para empezar yo solo aceptaba mi parte y hacía de menos lo de los otros?

Cuando algo se separa, cuando alguien se separa, el proceso empieza por poner en entredicho la valía de lo ajeno, de emponzoñar y conseguir pervertir la figura, el valor, la identidad misma del ya oponente e incluso enemigo. Inevitablemente las heridas inferidas en este proceso a ambas partes son tan profundas que en muchos casos acaban siendo incurables.

Escucho, y no doy crédito, últimamente a esos seres cada vez menos apreciables, cada vez menos representativos, que se dedican a la política -en algunos casos profesionalmente y de espaldas a lo que debería ser su verdadera tarea, el bien público- hablar de separaciones en términos de fronteras, de historia contada para su avío, de conceptos económicos, de agravios, de desagravios… pero aún no he escuchado a ninguno de ellos, seguramente porque ni se les ocurre ni les importa un pito ni está entre sus intereses, mencionar los aranceles emocionales, los daños afectivos, que surgen e inevitablemente se pagan en un proceso de este tipo. Incluso antes de que se tracen las fronteras, de que los muros se alcen y limiten el paisaje. Malditos sean.

Somos Lo Que Ingerimos


La sabiduría parda siempre ha sostenido que somos lo que comemos y la ciencia, siempre un paso por detrás de esa sabiduría por la necesidad de sistematizar, acaba de confirmar e incluso ampliar esa certeza. No, no es cierto que de lo que se come se cría, pero sí que somos en función de lo que ingerimos.
Viendo el otro día la televisión me llamó la atención un programa sobre la epigenética, rama de la genética que estudia la evolución del ADN en función de los hábitos del individuo. Para ello utilizan gemelos cuyas vidas sean lo más diferentes posible.

El caso es que vulgarizando han descubierto que determinadas sustancias desactivan genes y otras los activan de forma que puedes encontrarte que debido a determinada ingesta has bloqueado tu capacidad para quemar grasas y por tanto engordas o que has desbloqueado no sé qué característica ancestral que puede causarte trastornos ya olvidados. Insisto, vulgarizando y simplificando.

Por esas mismas fechas mi amigo Antonio Zarazaga puso en mis manos una interesantisima entrevista con un eminente catedrático de farmacología que apuntaba cosas tan destacables como que toda sustancia ingerida produce las efectos deseados respecto a una dolencia pero toda una secuela de efectos indeseados e indeseables sobre su organismo, hasta tal punto que los efectos de los medicamentos son en Estados Unidos la cuarta causa de mortalidad y el ácido acetil salicílico, si, ese que tomamos cuando nos duele la cabeza o alguna gente por costumbre desde que dijeron que prevenía los infartos, ocupa un lugar preponderante. Otro de los datos que apuntaba era que las industrias farmacéuticas, químicas, son la verdadera potencia económica de esta sociedad, por encima de bancos o industrias de otro tipo. Otro dato más que los márgenes con los que trabajan no son amplios, no, son escandalosos incluso teniendo en cuenta el impacto de la investigación.

Comentando el tal informe salió a colación la extraña capacidad de los límites analíticos de desplazarse cuando más conveniente le resulta a la industria farmacéutica. Esto es, por poner un ejemplo, ¿cuantas personas más a nivel mundial tienen que medicarse porque alguien ha variado, siempre en el mismo sentido, el límite de colesterol recomendado? ¿Qué impacto económico supone tal medida?¿Que tasa de enfermos directamente afectados por el nivel de colesterol dejan de serlo o mejoran? Creo que las respuestas serían demoledoras.

Si, somos lo que ingerimos, pero ni la industria alimenticia ni la farmacéutica están dispuestas a decirnos en que nos estamos convirtiendo, la una con sus conservantes, colorantes, pesticidas, abonos y piensos, la otra con la dadivosa generosidad de los médicos recetando los específicos que los laboratorios les recomiendan y proporcionan y con la colaboración inestimable de la capacidad legislativa de los gobiernos y la presión mediática que nos alarma y precipita en la dirección conveniente.

Llevo tiempo quejándome de la falta de sabor de los alimentos industriales, de las hortalizas, de las frutas. Llevo tiempo preguntándome donde están las vacas para la increíble cantidad no solo de leche si no de productos lácteos que veo en las estanterías de las grandes superficies. Quizás deba de empezar a preguntarme, caso por caso, quien es el responsable de las enfermedades desarrolladas por tantos seres queridos perdidos casi cada día. ¿Por qué debo de sufrir por desconfianza cada vez que me acerco algo a la boca? ¿Por qué leo con aprensión el prospecto de los medicamentos que me recetan? Ya de lo que siento al tomarlos ni hablamos. ¿Por qué empiezo a tener miedo hasta de respirar?

De Aquí y de Allá


Varias veces he comentado sobre esas personas que he denominado “los de toda la vida”, o fundamentalistas de salón que en los últimos tiempos brotan por doquier y para cualquier tema, ya sea político, religioso, deportivo o gastronómico, da igual, lo importante es demostrar la superior cualificación, la ética impecable e implacable con la que aplastar al perverso oponente, ¿Qué digo?, al enemigo despreciable.

La verdad es que la continua afluencia de semejantes personajes en mi cotidianeidad me obliga a seguir pensando en ellos y me hace que día a día transforme con mayor fluidez la rabia de sentirme etiquetado por la conmiseración y la displicencia de ni siquiera entrar en debate.

Pero entonces ¿los demás? ¿Quiénes somos los demás? ¿Hay demás? Pues sí, hay demás, pero es imprescindible tener en cuenta que aunque la personalidad de cada uno lo acerca, o sume, en un grupo determinado todos pertenecemos a casi todos los grupos según el tema, el enfoque o lo que nos toquen las narices.

Así que dicho lo anterior, o antedicho, solo nos queda ver que grupos son los que pueblan el mundo del posicionamiento fiel pero variable:

  •           Los ya nombrados “de toda la vida” o de posicionamiento inamovible, fundamentalista e intransigente.
  •           Los indiferentes, que son la mayoría y a la que los “cultos” llaman la mayoría silenciosa. Dentro de este grupo están, y seguramente por eso son mayoría, los indiferentes estéticos, los indiferentes éticos, los idiotas –en el sentido estricto y original los que solo se ocupan de lo suyo-, los analfabetos funcionales y los incapaces de crear un criterio propio por falta de preparación, bilis o incapacidad intelectual.
  •           Los “antis”, que son aquellos que definida una posición X ellos siempre son –X, pudiendo ser X si la posición inicial fuera –X y variar en función de la variación ajena siempre al otro lado del eje. ¿Se me entiende? Yo tampoco a ellos, al menos no siempre.
  •           Los indecisos que nunca tienen clara cual es posición ni si esta es circunstancial o definitiva.  ¿O tal vez no existen?
  •           Los de siempre. Este interesante grupo suele existir en oposición a “los de toda la vida”. Su posición es estable pero no fundamentalista y buscan la esencia real, la regeneración  de las posiciones originales y la evolución ponderada en función de las necesidades globales de la vida o las personas. A él suelen pertenecer los pensadores alineados y los consecuentes.
  •           Los despreciables. Este grupo está, como ya he explicado alguna vez, compuesto por aquellos que no pertenecen a ninguno, o pertenecen a todos circunstancialmente, pudiendo en ocasiones defender simultáneamente una postura y su contraria, no por falta de convicción si no por exceso de análisis. Se justifica su existencia por la necesidad estadística de que en un estudio porcentual la suma de todos los grupos arroje como resultado 100. Esto es su cuantificación es 100 menos la suma de los otros. Del orden de 0,0….

Un despreciable.

jueves, 27 de septiembre de 2012

Arte o ¿Arte?


He recibido un precioso video grabado en Pamplona, una muestra emocionante de como el arte que vuelve a su origen popular logra interesar y toca la fibra sensible de aquellos que tienen la suerte de asistir al evento. Yo reconozco que soy asistente asiduo, siempre que puedo, a los conciertos al aire libre que durante la primavera y parte del verano tienen lugar los domingos en el Retiro madrileño. Disfrutar del arte sin convencionalismos, sin elitismos, sin vulgarizaciones, asistir al arte virtuoso y popular engrandece a los artistas y a aquellos que tienen la suerte y la capacidad de apreciarlo.

En un mundo en el que el arte, para mi gusto, está secuestrado por unos intereses económicos que han hecho de su disfrute una parodia de expertos que buscan el beneficio que la capacidad de marcar como arte algo que la mayoría de los demás no es capaz de apreciar, y por tanto de discrepar, y potentados que hacen del arte una inversión siguiendo los dictámenes de los tales expertos, han conseguido que los no expertos que solo disfrutamos del arte cuando el sentido implicado vibra tengamos un mínimo acceso a él.

Total, que yo disfruto del arte a pie de calle, de la banda callejera que me sorprende, que me encandila, que hace que me desvíe de mi camino al escucharla, de esos cómicos de la legua que fuera del arte oficial y de las subvenciones me emocionan, de esos pintores que dando un paseo son capaces de que mi vista los encuentre entre toda una colección de cromos tópicos, de esos escultores que logran que el material que trabajan traslade a mi emoción la de su alma…

Claro que no todo lo callejero no arte y no soporto a ese individuo que armado de un instrumento musical, unas mazas o su simple voz me impone su presencia y además me tuerce el gesto cuando con mi inhibición ante su requerimiento me niego a recompensar el tiempo que me ha importunado. No todos somos artistas y debemos de ser conscientes.

Un arte popular, por acceso y por contenido, un arte devuelto a sus orígenes y propietarios, un arte que huya de “expertos”, “traficantes” y acaparadores, sería más arte y contribuiría, es mi parecer, a hacer del mundo un lugar más agradable y a lo mejor hasta más humano y más tolerante.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Acompañando en el Sentimiento (09-2012)


Hay frases que de tan utilizadas no se dicen, se “sueltan”. Son esas frases que pertenecen a alguna suerte de liturgia. Son frases cuyo origen fue un sentimiento, un conocimiento o simplemente un acontecimiento social.

Es una lástima que en esta cultura que nos hemos procurado la sabiduría, el saber ser y estar que suponen esas frases se haya perdido al mismo tiempo que nuestros abuelos, conocedores profundos de toda esa enciclopedia del saber popular, de la sabiduría parda, y, lo que es más importante, conocedores suficientes del origen y circunstancias que llevaron a su primer enunciado. Los hogares ahora carecen de fuego, la calefacción central permite que cada uno esté en un rincón diferente de la casa. Ya no nos congregamos alrededor de la única fuente calor que entonces había, momento que se aprovechaba para transmitir las historias y el conocimiento. En el mundo actual, tan tecnológico, tan avanzado, tan moderno, en el que cada uno tiene su habitación, su televisión, y los abuelos viven en sus casas, en sus pueblos –o no, pero lejos- o en sus residencias, no tenemos a nadie que nos recuerde ese refrán, ese dicho, esa frase que es la adecuada para las circunstancias de ese momento y entonces “soltamos” una frase que recordamos. A veces la frase es la correcta aunque sea hueca, otras veces nada tiene que ver con la vivencia y otras, y no menos escasas, que suenan parecido a las originales pero no tienen ningún sentido.

Supongo que por este motivo llegan “a buenas horas los boinas verdes”, es imposible comparar a “las churras con las meninas” e incluso no soy capaz de imaginarme como son las “auroras laborales” –tal vez algún sindicalista…-.

¿Y a qué viene esta monserga entre compungida, añorante y resignada?

El otro día se murió el perro de un amigo. Yo ya he comprobado que los perros de mis amigos no son mis perros, ni siquiera mis amigos, son solamente sus perros y yo procuro respetar en todo lo posible sus afectos. Pero cuando oí de labios de alguien cuanto lo sentía comprendí que yo por el perro no lo sentía en absoluto, pero sí que como buen amigo lo acompañaba, al dueño naturalmente, en su sentimiento. Es decir que comprendía su sentimiento y yo estaba allí por él, ni lo compartía, que no sé cómo hacer porciones de sentimientos, ni lo sentía como propio.

Y dándole vueltas me he dado cuenta de que comparto mi desilusión, mi desengaño, mi tristeza con algunos otros congéneres que ven como algunos pocos nos manipulan, nos hacen fracasar ética y económicamente y encima nos llaman tontos
.
Pues eso, que los acompaño en su sentimiento. A los tontos, claro.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Daños Colaterales (05-09-2012)


Este verano, como todos los veranos desde hace años, he jugado el torneo social de futbol sala del club de tenis de mi pueblo.  En este torneo social, cuya raigambre no llega a rancia pero si de gran predicamento entre los socios, juegan equipos de todas las edades, excepto infantiles, en amalgama más divertida que competitiva aunque todos queramos ganar y nos esforcemos para lograrlo.
Las reglas casi inexistentes –se invocan por defecto las oficiales y a veces se discute las de qué año- se aplican por consenso de los jugadores. Si a mí me hacen falta la pito y el contrario a regañadientes la admite o la discute y se acuerda entre todos si se concede o no.
Este año se ha incorporado al torneo un equipo de chavalitos de 14 a 16 años.  Un par de ellos prometían un nivel suficiente de futbol y como equipo de veteranos que somos decidimos jugar a medio gas, no es correcto que un equipo de señores de entre 30 y 50 años pueda hacerle daño a un chavalito por un exceso de pundonor, o por una entrada mal medida.
El partido se desarrolló como era de esperar con un inalcanzable, para nosotros, despliegue físico por su parte pero con dominio por parte de nuestra superioridad técnica y táctica. Nos pusimos pronto 3-0 y empezamos a dejar pasar el tiempo. Pero a principios de la segunda parte, ya cansados, en una jugada rápida marcaron un gol. Y apareció Mr. Hyde.
El líder del equipo –no lo había mencionado, el equipo jugaba con varios y el líder que tenía derecho sobre todos los balones que pudieran ser gol y ninguna responsabilidad en los errores que cometían- que era el autor del tanto salió corriendo hacia la banda, hacia un grupo de niñas de su edad, con gesto de rabia y rechazando a sus compañeros para celebrar con gestos propios de victoria de campeonato lo que no era más que un gol de pachanga. Acabada la celebración  y reanudado el encuentro ese equipo de chavales jugando un torneo social se transformó en el equipo más marrullero y antideportivo con el que yo haya jugado incluso en competiciones más serias. Daban patadas y las negaban, fingían faltas a su favor con aspavientos y gritos que invitaban al duelo por su alma… Su única obsesión era ganar, no importaba como, hasta el punto que finalizado el partido que acabó 5-2 a nuestro favor, el “liderito” se dirigió a nuestro capitán para pedirle que repitiéramos el partido porque uno de los suyos, uno de los nueve, había llegado tarde y eso había “jodido” sus posibilidades, “os ganamos seguro, os tenemos que ganar, sois unos viejos” , concluyo el personajillo con la aquiescencia entusiasta de algunos de los suyos –otros ya se habían ido hasta donde estaban las niñas-.
Juro que lo relatado ha sucedido y que no me estoy inventando algo que seguramente le sonará a todos los que siguen con cierta regularidad la liga de fútbol.  ¿Realmente queremos para nuestros hijos la influencia que ciertos niños mimados económica y socialmente ejercen desde los medios de comunicación?¿Tenemos derecho luego a quejarnos de la pérdida de valores fomentada desde el forofismo y las posiciones anti?¿Quién y cuándo le pondrá remedio? Ganar no es el fin, es una de las recompensas.

domingo, 2 de septiembre de 2012

La Vida en Puertas (11-2006)


A veces, aunque las cosas puedan parecer complicadas, o lo sean, surge una forma de verlas que puede aclararnos las ideas. A mi me gustaría proponerte una metáfora que aclare en no demasiadas palabras las muchísimas cosas que en este momento sientes necesidad de comprender.

Considera que la vida es una estancia con una cantidad ilimitada de puertas que dan a otras estancias exactamente iguales o a armarios. Como cualquier habitación de cualquier casa pero a tamaño vida.

En cada una de las otras estancias habita una persona, y cuando abres esa puerta puedes encontrar el amor, un amigo, la pasión, un maestro, un enemigo o a alguien que no significa nada en tu vida y que olvidarás.

En los armarios vas a encontrar decisiones del tipo, estudiar o no, que estudiar, casarme o no, con quién, a donde ir de vacaciones, trabajar o no, para los demás o para uno mismo.... hasta el infinito.

La vida consiste en ir abriendo puertas para conseguir la combinación de decisiones y personas que nos puedan hacer felices, todas tienen algo a favor y algo en contra y cuantas mas puertas abramos mas posibilidades tendremos de alcanzar la vida que nos apetece.

Se deben de tener en cuenta cuatro factores por los que es imposible alcanzar la felicidad perfecta:

- Hay más puertas de las que podemos abrir por el tiempo que dura nuestra vida
- Cuando elegimos una puerta o la descartamos hay un montón de puertas que quedan cerradas para siempre.
- La educación que nos dan hace que no nos atrevamos a abrir ciertas puertas, o incluso que seamos incapaces de verlas
- La acomodación a una felicidad razonable hace que nos de pereza, o incluso nos incomode, abrir mas puertas

A veces las circunstancias de la vida hacen que de repente estemos insatisfechos con lo que hemos obtenido de ella y entremos en un frenesí de apertura de puertas tal que no llegamos a ver siquiera lo que hay al otro lado, o, lo que es peor, intentemos apurar cualquier cosa que aparezca aunque pueda hacernos daño. En estas ocasiones hay algo que es especialmente dañino y frustrante, intentar copiar, apoderarse, compartir la fórmula de la felicidad de los demás, porque la felicidad de cada uno es una combinación única de puertas que hay que abrir personalmente y sopesar más cuanto menos tiempo nos quede. Aquello famoso de Napoleón: “Vísteme despacio que tengo prisa”

En todo caso, y es algo a tener en cuenta, estoy convencido de que todas las puertas han de ser abiertas desde ambos lados y todas las combinaciones vividas, simultanea o secuencialmente.

Camino de Vuelta (16-10-2011)

Desde fuera de mi acabo de tender la mirada. Desde fuera de mi he intentado ver lo que el espejo me oculta. Desde fuera de mi he intentado verme como tu me has visto y perdida la identidad de la mirada no he conseguido reconocerme entre todos los otros, vosotros, ellos.

He estado incluso a punto de perder el camino de vuelta, el hilo de plata que une mi alma a mi cuerpo. Y en medio de esa ignorancia de mi mismo he estado tentado de abandonarme a ese nuevo universo de no identidad, sin ego, sin disfraz, sin necesidad, pero me di cuenta de que también sin pensamiento.

He vuelto pues en busca del mi mismo que cotidianamente manejo aunque a veces, en algún momento, no renuncie a asomarme fuera de mi y tender la mirada desde fuera de mi cuerpo

miércoles, 22 de agosto de 2012

Singladuras Liberadoras (12-10-2011)


Vivir el ocaso incluye la reflexión, la languidez, y en medio de los ocres, naranjas y violetas de una puesta de sol, buscando con la única voluntad ejercida el rayo azul, ese mítico rayo que es el último sobre el horizonte que el sol emite en su despedida, sentado en las rocas, junto al mar, embargado, poseído por su movimiento y su sonido, casi sin querer vi partir en un buque de ensueño a mis preocupaciones en una singladura en busca de respuestas.

Estaba ya casi el cielo negro con incrustaciones de luz, apenas unos luceros, cuando recuperé el dominio de mi ser y al levantarme fui por primera vez consciente de que en el mar, alejándose entre las olas con el aparejo de esperanza totalmente desplegado, se alejaba de mi una parte del lastre que hacía más pesada mi vida.

Dese entonces he ido dejando en distintos mares, en distintos cielos donde vuelan con gracilidad, mis naves de dudas y esperanzas. Desde entonces siempre que tengo oportunidad y tiempo miro, me abstraigo, me dejo ir en la languidez de la mirada perdida que espera encontrar la nao deseada, esa mirada que solo conocen los que viven de la esperanza de que el mar, el cielo, les devuelva aquello que le han confiado.Rara vez mis esperanzas se confirman, pero siempre dejo alguna nueva nave en su inmensidad. De gran calado algunas, de bajura muchas, otras apenas barquichuelas que transitan por la orilla. 

Alguna ha vuelto con las respuestas esperadas, alguna sin carga, las más siguen su singladura y mi mirada las sigue esperando. Pero según avanza mi vida, según alcanzo y avanzo mi ocaso,  soy más consciente de que solo me volveré a encontrar con todas ellas, con mi totalidad, cuando yo mismo en una nave postrera me aleje de mi orilla, me adentre en el mar en busca de otros puertos, de otras rocas, cuando se acaben las preguntas, cuando deje de esperar los regresos.

Culpabilidad (06-10-2011)


Ayer estuve en el psiquiatra. No, no tengo intención de dar ninguna explicación que permita suponer que padezco algún tipo de trastorno que justifique la visita, primero porque seguro que padezco algo que tenga nombre médico y segundo porque no me da la gana. Ayer estuve en el psiquiatra y punto, y lo menciono porque es necesario para continuar.

A pesar de que no me hizo preguntas obtuvo una cantidad considerable de respuestas. O soy un bocazas o el titulo de la puerta tiene un efecto psicológico de incontinencia verbal o han perfeccionado hasta límites insospechados el sueño de Torquemada. Eso si, seguramente Torquemada lo consideraría excesivamente limpio.

El caso es que me enseñó un cuestionario que contenía una pregunta que me tocó en herida abierta ¿si tu no te enteras de que alguien hace algo contra ti existe su culpa?¿O la tuya si tu  lo haces respecto a otro?

Ya, todos hemos contestado de inmediato, con rotundidad, con una moralidad contrastada, pero… “Ojos que no ven, corazón que no siente”, ¿os suena?...

Hace un par de meses alguien que hizo un comentario insidioso y descalificante sobre mi se disculpó diciendo que pensaba que yo no me había enterado… O sea, un hijo de puta. Pero él estaba convencido de su defensa.  Puede que incluso de su inocencia.

Deslealtad (12-09-2011)


Me llamó hermano con ese tono… no se si me comprenden, con ese tono con el que uno se lleva de inmediato la mano a la cartera para comprobar que está aún en su sitio. Creía conocerlo de ya algún tiempo e incluso estaba entre los que más apreciaba en aquella reunión habitual junto a la barra del bar al que asistía con asiduidad a tomar un vermut y charlar un rato.

Realmente me llevé la mano al bolsillo de la cartera y comprobé con alivio que la cartera aún estaba en su sitio. No me quedé conforme, aquel tono…

Solo pasado algún tiempo, cuando por casualidad llegaron a mis oídos ciertos comentarios  de cuya autoría no tenía duda lo supe con certeza. No me había robado la cartera, me había robado la alegría de acudir al bar a departir con los demás y sospecho que incluso parte de la estima de los más débiles de la tertulia

Seguramente, con el tiempo, los demás se darán cuenta de quien es y como actúa, pero que más da, ya habrá hecho un daño irreparable. Sembrar la desconfianza y el descontento entre nosotros. Cuando ya no quede nadie a quien dañar se irá, pero es que ya será el último.

La Palabrocracia (04-08-2011)


Empiezo a pensar que vivo en una palabrocracia. Me gobiernan palabras y expresiones que no siempre quieren decir lo que significan. Al parecer como ciudadano tengo unos derechos reconocidos por la ley que la propia ley se preocupa de desmentir.

Hace unos meses recibí un certificado que contenía una sanción de aparcamiento en  una calle de Madrid por un estacionamiento de mi vehículo sin distintivo en una fecha y hora en la que mi coche se encontraba aparcado en su plaza porque aquel día yo no salí de casa en ningún momento. Recurrí con la absoluta seguridad de que no podrían demostrar algo que era imposible porque no había sucedido. Esto es lo que la ley reconoce como presunción de inocencia. Inocente el que lo lea.

Meses más tarde recibí, certificada, la confirmación de la denuncia por coincidencia de los datos del vehículo y ratificación del sancionador. Asombrado recurrí volviendo a argumentar no solo la imposibilidad de la denuncia si no la falta de entidad jurídica de quien me había impuesto la denuncia que no tiene más entidad que una denuncia particular.

La maquina administrativa respondió ratificando la sanción y dando por finalizada la via administrativa e invitándome –yo juraría que había un pliegue que parecía una sonrisa en el papel- a pagar o seguir por la vía contencioso-administrativa, vía inalcanzable económicamente y que no garantiza que me den la razón. Y no es la primera, y no será la última, y no seré el único.

Hoy me han embargado la cuenta del banco por una infracción que no cometí y además me han cobrado los intereses. La máquina administrativa recaudatoria y rodillo de los derechos del ciudadano –crisol que convierte al ex-ciudadano en continuo contribuyente- está perfectamente engrasada y aplasta cualquier oposición que encuentre a su paso.

Yo jamás podré demostrar que estaba en mi casa y al menos dos funcionarios, uno de ellos con presunción de veracidad, han ratificado un hecho que nunca pudo ocurrir sin aportar ninguna prueba, y en este caso, y casi en cualquiera que me enfrente a la administración, un banco o cualquier ente de recursos ilimitados, mi presunción de inocencia no vale nada, perdón, para ser exactos, vale una mierda.

A esta situación se la conoce como indefensión  y a la sensación moral impotencia. Y a los que lo han permitido y promovido sinvergüenzas, perdón, políticos.

martes, 21 de agosto de 2012

Medidas Drásticas (25-06-2011)


Los responsables de atestados recibieron un expediente sobre un incidente entre un camión de congelados y un volvo deportivo en un tramo de autovía de Castilla La Mancha. Al parecer uno de ellos había efectuado una maniobra extraña que había llevado al desparrame de la carga –del camión de congelados, naturalmente-. Tras el incidente ambos vehículos se dieron a la fuga mutuamente dejando un rastro de huellas de neumáticos y despieces congelados de diversas especies, pollos, cerdos, vacas, perros y humanos.

Los agentes desplazados hicieron sus mediciones y cumplimentaron el informe sin poder evitar que incluso con su experiencia aquella exhibición de muerte les helara el ánimo –en realidad, y a juego, se lo congelara- y las manos.

Dado lo atroz del suceso el expediente recaló en el despacho del capitoste regional del asunto, que su vez se lo hizo llegar al nacional y este al Director General del tema y acabó sobre la mesa del ministro de turno.

Se convocó una reunión urgente – con coffee break y almuerzo incluidos- de todos los implicados salvo los autores desconocidos del hecho. De la tormenta de ideas salieron varias preclaras iniciativas, a saber:

  1. Poner un radar más en todas las autovías de Castilla La Mancha.
  2. Poner un radar más en todas las autovías de regiones limítrofes
  3. Poner un radar más en todas las autovías cuyo origen fuera un puerto o una frontera
  4. Poner un radar más en todas las ciudades afectadas por estas autovías
  5. Poner un radar más en todas las demás ciudades
  6. Hacer una campaña masiva con el lema “No permitas que la velocidad
 “congele” tu vida. Circula con precaución”.
  1. Acompañar la campaña con la distribución gratuita y masiva con una publicación realizada en papel de primera calidad y fotos de accidentes presentada por un personaje dibujado que se llame Radarín. El titulo será: “Radarín, el mejor amigo del conductor”
  2. Comercializar una versión del Monopoly en la que se compran carreteras y se equipan con radares. En las tarjetas de suerte figuran los detectores de radares y vales de gasolina  y en las de sorpresa las ITV, grúas, averías y controles de alcoholemia.
  3. Instalar congeladores industriales en las áreas de descanso

Finalmente el punto 9 fue retirado porque no se encontró ningún área de descanso.

Ahora nuestras carreteras son más seguras. Nuestras autoridades actúan con energía cortando de raíz cualquier causa de peligro y todos llevamos un Radarín colgando de nuestro retrovisor que al sobrepasar el límite de velocidad llora desconsoladamente. 

Transgresión (23-06-2011)


Ayer me levanté exquisito. Exquisito e indignado. Decidí demostrar mi indignación a las instituciones con un acto heroico e inequívoco. Sopesé todas las leyes, normas y actitudes que provocaban mi indignación con el fin de de elegir cuidadosamente una que fuera impactante y susceptible de ser mantenida en solitario. Me llevó varias horas hacer una relación no exhaustiva. Finalmente elegí una y puse en marcha la fase de preparación de infraestructuras.

Compré un cartel luminoso a pilas, unas pilas, una pizarra con encabezado de marca de refrescos, tizas, una bandeja, un par de servilleteros de plástico, servilletas de papel y cerillas.
Revisé que en mi poder estuvieran ya distintos elementos  que me hacían falta para la puesta en escena. Los tenía.

Asi que llegada la tarde elegí el texto y color del cartel. “BAR” en color amarillo fuerte –desconozco el nombre femenino exacto- rellené la pizarra con un menú del día que se correspondía con mi cena prevista y coloqué ambos en la puerta de mi vivienda, que dejé convincentemente abierta. Puse la mesa de mármol de la cocina en el salón con cuatro sillas, uno de los servilleteros  y un cenicero. Añadí un posavasos que cogí en un pub que me había gustado como recordatorio, me serví un copazo que coloqué en la bandeja y llamé a la central de denuncias de la policía del tema y a un periódico dando la dirección y el abominable acto que se estaba cometiendo.

Con todos los deberes cumplidos cogí las cerillas y un puro de una boda reciente y me acomodé dispuesto a esperar la violenta irrupción de los represores y la de los notarios de lo público.

Cuando finalmente acerqué la cerilla al puro recordé los veintisiete años que llevo sin fumar y la cobardía de fumador anónimo pudo con la indignación de ciudadano reprimido. Cerré la puerta y desmonté todo el chiringuito.

No me consta que nadie haya venido. Ni represiva ni testimonialmente, pero me hubiera gustado ser capaz de fumar. De lo que no estoy seguro es de si por el hecho en si o por la posibilidad de constatar mi vocación de mártir no cruento.

¿Donde Está El Motorista? (30-05-2011)


Desde hace algunos meses y viendo lo que me rodea observo con una mezcla a partes iguales de fascinación y horror la proliferación de cargos públicos que cumplen en su grado máximo el principio de Peter –aquello de que “todo individuo asciende hasta alzanzar su nivel de incompetencia”-. Pero he descubierto, para mayor horror y asombro, una variante incluso más preocupante del susodicho principio: “todo individuo corruptible medra hasta alcanzar su nivel de corruptibilidad”. Y en muchos casos se cumplen los dos a la vez.

Alcaldes, concejales, presidentes de comunidad autónoma, consejeros, ministros, directores de lo general, trabajadores de la ventanilla y guardas de bosques y desiertos. Todo individuo con posibilidades navega en el filo de la corruptela, todo responsable de permisos y prebendas se asoma al abismo del intercambio y parece ser que un gran porcentaje sufre de vértigo despeñante.

La solución pasa por reinventar a Los Intocables, me dije en un primer momento, pero luego me di cuenta de que tienen un cierto toque fascistoide y de que esto no es Chicago años 20, más bien la Sodoma y Gomorra del corte y confección o la primitiva inmobiliaria de Pepe Gotera y Otilio, sin olvidar la Residencia de Oro de los prejubilados con influencias, que de todo esto hay y más.

Y en esto del comic estaba cuando di con la solución española del problema. Habría que pedirle, o pagarle, los derechos al Forges y recuperar al motorista que armado de sobre, rasqueta, agua caliente y grúa –para los mas pertinaces- se presente allí donde se intuya una corruptela para dejar el cargo libre como una patena –libre por el sitio vacante y patena por la limpieza post actuante-.

Claro que lo de los derechos es más complicado porque a uno de los primeros sitios a los que yo mandaría al motorista sería a la SGAE. Bueno en este caso al motorista  o a Ali Babá que a los mejor también nos sirve. 

Tal Vez (21-08-2012)


Esta mañana, recién despierto, al levantar la persiana del dormitorio, el horizonte en forma de ola gigantesca ha amenazado con anegar de mar mi estancia. El rumor de las olas batiendo en las rocas, que durante la noche ha sido la canción de cuna de mi sueño, ha puesto un toque de sal en mi boca  y al lavarme la cara me ha mojado el rocío de las olas plegándose sobre si mismas contra las aristas cuajadas de vida –mejillones, lapas, cangrejos, percebes, erizos, estrellas…- que la orilla opone a su ciego embate.

Me he vuelto a asomar más tarde y he visto volar por debajo de mi mirada a unas gaviotas que parecían perfilar las nubes, las sinuosas y envolventes nubes de niebla que fieles a su horario de mañana iban entrando desde el mar, difuminando primero y remozando más tarde las fachadas de las casas de inexistencia temporal. Esas nubes que finalmente enroscándose en el aire que abarcan, escalándose a si mismas, han llegado a mi altura y han penetrado a mi hogar intentado buscar un lugar por el que continuar su camino. Más tarde, a su hora, el sol ha llegado empujando con firmeza la niebla hasta que se ha hecho desaparecer a si misma. Conseguido el objetivo ha perfilado con trazo seguro todas y cada una de las formas del paisaje, las ha coloreado y, satisfecho, las ha bañado de una luz cálida que resalta los contrastes.

Tal vez si no bajo de esta plácida atalaya, si me aferro con suficiente fuerza al sol, a la niebla, a las gaviotas o al mar consiga que ellos regeneren el mundo, el esperpéntico y desquiciado mundo que recuerdo haber dejado ayer a mi espalda al cerrar la puerta de mi casa, al desconectar del ruido mediático mis oídos, al cerrar los ojos para dejar atrás desesperadamente las frustraciones y los miedos del día a día, los horrores de un presentido mañana. Tal vez.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Maltrato Animal 27-05-2011)


A veces la acumulación de información dispersa nos lleva a reparar en cosas que estando ahí todo el tiempo nos pasan desapercibidas. Me explico.

Departiendo con una amiga sobre las votaciones del pasado domingo me comentó que había votado al partido antitaurino y contra el maltrato animal. Me pareció curioso porque no recordaba haber visto la papeleta y porque todo lo que se postula como anti me produce un cierto escozor. Solo una vez me llevaron a los toros, hace de esto muchos años, y cuando en la pantalla del televisor aparece una corrida suelo cambiar de canal, salvo que esté en la suerte de capote que reconozco que me fascina y aun no hay sangre. En todo caso no soy un defensor de la llamada fiesta nacional, como soy totalmente contrario a la crueldad en cualquier faceta, incluida la de los animales, pero el hecho de que en la situación actual hay algunas personas cuyo principal interés es el de defender a los animales me parece una pérdida de perspectiva y una confusión de valores.

Hace poco en un programa televisivo aparecía el famoso entrenador de perros mexicano que se ha convertido en una estrella de la televisión americana. En ese programa planteaba algo que me pareció elemental y es que el entrenaba a los dueños de los animales, no a los animales, porque eran los propietarios los que con su actitud les creaban a sus mascotas un problema de identidad que los llevaban a olvidarse de su identidad animal  y una vez inmersos en la confusión se volvían ingobernables. Se me vino entonces a la memoria cierta señora que en una junta de propietarios reclamó que ya que se obligaba a llevar a los perros sujetos con correa se hiciera lo mismo con los niños que eran mucho más molestos. Y también recordé a una amiga que tiene dificultades para poder comer todo los días pero cuida de tres gatos que están lustrosos y cebones.

¿Y a que viene todo esto? Hace un par de días murió un ganadero en un accidente de coche. La noticia y sus circunstancias fueron publicadas en algunos periódicos y en sus ediciones digitales. Debido a lo tremendo de las circunstancias entré a ver la noticia y no pude  evitar observar que algunos lectores "defensores de los animales" le dedicaban a este buen señor unos comentarios de una crueldad absolutamente desmesurada, incluso insultante, por su dedicación al mundo de la cría de toros bravos.

No pude evitar que una reflexión no menos dura que esos comentarios asomara a mi pensamiento, si algunos individuos defienden a los animales lo hacen únicamente en defensa propia.

Movimientos Ciudadanos (22-05-2011)


Hoy, 22 de mayo del 2011, me he levantado con una extraña sensación en el estómago, un nudo en la garganta y ganas de gritar de moverme. Hoy me he levantado enfermo de felicidad y esperanza.

Hoy el mundo que llevo soñando desde que tenía diecisiete años, ese mundo utópico y autogestionario, solidario y liderado por la colaboración anónima, desinteresada y socialmente concienciada está viviendo en algunas plazas del mundo.

Pero como el hombre es ante todo humano no sabe ser feliz sin ser consciente del miedo  a lo efímero, a lo temporal de toda actividad humana y empiezo a barruntar y a entrever las patitas de los zapadores que intentan apropiarse de este  movimiento  para servirse de él.

La sociedad es plural y los movimientos sociales deben de evitar ser partidarios en ningún tema, ni político, ni religioso, ni moral. Los puntos iniciales, las bases sobre las que se ha edificado el movimiento, han sido un éxito porque son comunes a cualquier ciudadano que quiera vivir en una democracia real y no en una partidocracia como la que sufrimos actualmente, y en eso caben gentes de derechas, de izquierdas, jóvenes y mayores, cristianos, mahometanos ateos y budistas,… es un movimiento que suma no que resta, que aglutina no que impone.

Hay quien se queja de que no se ha pronunciado sobre la república, la iglesia, la sexualidad o la abolición del capitalismo. Yo no dudo de que cada uno de los que creemos en este movimiento tenemos nuestra idea sobre esos temas y que justo por eso el movimiento no debe de tener ninguna, como no debe de tener líderes con cara y voz. El día que suceda alguna de estas cosas el movimiento ya será otra cosa.

Mañana debe de ser el primer día de trabajo real de un movimiento que debe de aglutinar la conciencia ciudadana de lo que no funciona y trasladarla a las esferas políticas para su corrección, para su impulso. Un movimiento que debe erigirse en el censor de aquellos que hasta hoy han actuado desde la impunidad de sus cargos y prebendas, de la corrupción del objetivo democrático

Y cuando se haya conseguido el primer objetivo, un hombre un voto para los representantes que elija, separación de poderes, erradicación de corrupción, entonces será el momento de escuchar otras demandas, de corregir otros errores, de seguir luchando por otra civilización más próxima al individuo y menos alienante en aras las masas y los números.

Quiero ser ciudadano, quiero ser individuo, quiero ser libre.

De Refranes (12-05-2011)


Y es que los refranes, las frases populares, tienen muchas veces esa fama de sabiduría parda que examinada con un poco de rigor se transforma, se pervierte, en mediocridad popular, bien porque desde el principio no fue otra cosa o porque el paso del tiempo la limpia de una acumulación de ignorancias, impericias e impotencias. Ya lo comentábamos anteriormente a propósito de perros y de rabias.

Entresacando he encontrado refranes malévolos, maledicentes, bienintencionados, omnijustificativos –perdóneseme el palabro-, costumbristas … en realidad he encontrado varios refranes para cada adjetivo de nuestro idioma, calificativos, circunstanciales, … de todo tipo.

Pero entre todos he recordado uno que sintetiza el pensamiento político de alguna de las llamadas ideologías sociales –reemplácese ideología por siglas para una mayor comprensión- si no de todas. “Dame pan y dime tonto”

Mis paisanos gallegos lo convierten en un condicional  “… mientras no me toquen la vaquiña” que al final viene a decir lo mismo

Permitir que los poderes públicos hagan de su capa un sayo – otro- siempre que nos aseguren unos ingresos- obsérvese que hábilmente soslayo la palabra trabajo-, comida y techo nos lleva a un adocenamiento social que cuando llega el momento de plantarse, de decir basta y pedir cuentas, nos ha privado de iniciativa, de recursos e incluso de la formación necesaria para sentir la indignación justa, imprescindible, para poner coto a tanto desmán, a tanta falacia, a tanta mentira, a  tanta demagogia –falsedades evidentes, difamación, retorcimiento de los datos, insultos medidos- como preside nuestro día a día público que inevitablemente contagia al privado.

No me da la gana de que me llamen tonto, ni siquiera estoy dispuesto a resignarme a serlo –aunque geneticamente me corresponda- y no quiero su pan, quiero la libertad necesaria, la limpieza imprescindible, la nula intervención pública, para desarrollar mi iniciativa,  para conseguirlo por mis medios. Quiero, exijo, mis libertades –las individuales, no las equívocas colectivas-, quiero la verdad, quiero la solidaridad y por encima de todo la inteligencia individual que garantiza la convivencia no intervenida. No quiero que legislen mi moral, mi salud, mi capacidad para ser libre. No quiero ser contribuyente. Quiero ser ciudadano, del mundo, del universo, libre y comprometido.

“la tierra labrada, el esfuerzo y el sudor, unidos al agua clara y a los planetas unidos, los tres dieron la hermosura de esos troncos retorcidos”.

No me deis pan, pero callaos de una vez.

Muerto El Perro.... (05-05-2011)


He leido tus palabras Fania desde la identidad, desde la conformidad que la pertenencia al mismo bando proporciona. “Muerto el perro se acabó la rabia”, que duda cabe que expresa perfectamente, que sirve a la perfección de válvula de escape de esa rabia que se nos instaló el 11 S y nos anegó los ojos una mañana de un 11 de marzo en Madrid.
Y sin duda yo también me alegré, al menos comedidamente pero con rabia, cuando oí que habían acabado con ese ser capaz de planear, de planificar y saborear la muerte de tantas personas que además eran mis allegados física y culturalmente.

Pero luego, aplacada la rabia fermentada durante años en mi interior, he paladeado el refrán y me ha dejado un regusto muy amargo. Odio la muerte, odio la muerte absolutamente porque es lo único irreversible, al menos de momento, en el hombre. No concibo que nadie pueda tener derecho a matar, sin excusas. NO MATARÄS. Sin condicionantes, sin excepciones, sin coartadas

Muerto el perro… recordé entonces que también me alegré, moderadamente, cuando harto de carreras y palos e imbuido de un espíritu revolucionario me enteré de la muerte de Carrero Blanco, no porque a mi me hiciera nada personalmente si no porque era el símbolo del poder que me oprimía. Después de 40 años resulta que no se ha acabado la rabia y que quienes mataron al perro son aún más perros y tienen una variedad de rabia más contagiosa y destructiva.

Muerto el perro, Fania, solo hay más perros y más rabia, incluso más perros dispuestos a contraer la rabia voluntariamente para extenderla por el mundo, porque la rabia solo se elimina con vacunas y la única vacuna conocida para la rabia humana es la formación y los valores humanos, eso que el poder se preocupa de que sea difícil de adquirir o que administra en producto placebo en sus farmacias –escuelas- para que seamos más maleables, más refraneros, y llegado el momento más perros e irremediablemente más rabiosos.

¿Y que hacemos con los que ya tienen la rabia? Habría que estudiar cada caso, pero seguramente, ya habiendo fracasado con la vacuna, matarlos, Fania, matarlos y lamentarnos por la perdida de unos posibles hermanos y por aquellos que han sucumbido a su contagio. Y hablo por supuesto de nosotros –porque en este tema no existe el ellos- capaces de alegrarnos, de justificar una muerte porque va a acabar con la rabia, con la ajena.

Desde la rabia, entre las brumas de la post-vacuna…

Exceso de Velocidad (15-04-20011)


Me temo Capitán que mucho de lo que se discute, sobre todo en cuestiones que tienen que ver con las leyes y la política –que me han dicho que no son lo mismo- parten de la utilización del lenguaje para crear un concepto que admita un mensaje fácil y por tanto al que la sociedad sea permeable. Las nubes o los aspersores son los medios de comunicación.

Ya hablamos hace no mucho del uso maniqueo de las palabras. Llamar a una persona mayor no es más que una forma simple de no decir nada, todo ser nacido es mayor que otro nacido posteriormente. Todos somos mayores que pasado el primer segundo de vida, porque mayor es comparativo, no calificativo.

Cuando alguien dice de un vehículo que va con exceso de velocidad me entran unas ganas terribles de pararlo para comprobar si el exceso lo lleva en una maleta o todo suelto por el coche.

Lo que provoca un accidente, si hablamos de velocidad, es la velocidad inadecuada, por exceso o por defecto, esto es la velocidad que lleva al conductor a perder el control de su vehículo u obligar a perderlo a otros que le rodean. Si alguien intenta tomar una curva de 180º y un radio de giro de 6 m. a más de 50 Km/h, no es un infractor, que lo es, es un imbécil que no conoce las leyes de la física o un piloto especialmente entrenado para poder rebasar ciertos límites. La velocidad adecuada es única para cada persona, climatología, carretera, vehículo y estado psicológico. Pero así no se saca dinero.

Pero la velocidad es inadecuada también cuando causa fatiga, aburrimiento o distracción por falta de tensión en el conductor, de hecho la mayor causa de accidentes mortales no es la velocidad inadecuada por exceso-esta solo es la causa del mayor número de multas- si no la distracción o el sueño, pero estos no son detectables por los radares y por tanto no son negocio.

Mientras tanto podemos seguir dedicándonos a discutir, perseguir y llamar a nuestro lado a todos los personajes, imaginarios o no, que queramos.

Mientras los legisladores de la cosa tengan el único interés de recaudar y no el de formar y se siga permitiendo que incapaces físicos y/o psicológicos accedan al carnet de conducir porque es un negocio las carreteras no serán seguras, y no siempre lo pagarán los culpables. Usad la misma permisividad para pilotar aviones y veremos cuantos vivos quedan al cabo de un par de años.

Mientras tanto dediquémonos a los sofismas que a los manejadores del cotarro les interesan y sigamos pagando, balando y matándonos

Conducir, Fluir (08-04-2011)


La elección de sinónimo a veces condiciona por si misma todo el mensaje posterior y tu elección de correr, huir, capitán, ya da una idea que no contradice el resto. Pero correr no es solo huir, correr es competir, correr es disfrutar del aire en la cara, correr es tener prisa, correr es, puede ser, para mi cuando voy en coche es fluir.

Partamos de una consideración, para ti y para muchos como tu capitán correr es ir más deprisa de lo que tu consideras, para mi correr es ir a una velocidad inadecuada para el conductor, vehículo, climatología y tipo de vía por el que discurre en cada instante. Te vuelvo a poner el ejemplo del sonido. Con mi deportivo podía conducir a 180 Km/h sin ningún peligro para mi ni para los que tenía alrededor, con mi panda era un peligro por el simple hecho de meter la llave en el contacto.

Cuando yo subo a un coche y salgo a carretera jamás se me ocurre mirar el velocímetro, ni la aguja de temperatura, ni la de presión de aceite, ni el cuentarrevoluciones, porque escucho a mi vehículo y el me va diciendo en todo momento lo que necesita, o que problema tiene, o cual empieza a tener y en que estado está y yo lo escucho y actúo en consecuencia, o lo que es lo mismo, fluyo, me integro en él y lo entiendo, no es mi enemigo, es parte de mi. Nunca lo fuerzo, ni a ir más deprisa, ni a ir más despacio, fluimos. Nunca le obligo a tomar una curva a velocidad inadecuada y aunque sea la más suave y nimia de la autovía o la más compleja de la carretera la estudio antes de llegar y cuando llego se por donde debo de tomarla, donde debo de apoyarme y cual es la velocidad pertinente para salir con el máximo equilibrio, fluyo. Por eso cuando me encuentro delante a alguien que va más despacio y por su sitio no me impaciento, ni le pito, ni me pego. Pero soy intolerante y agresivo con aquel que va por el carril izquierdo o el central estando el derecho libre con el único objetivo de hacerme parar, como me cabreo con el peatón que abusando del paso cebra se recrea en su cruce.

En fin capitán, que después de algo mas de dos millones de kilómetros a mis espaldas con un solo accidente, por no respetar el flujo, lo único que he incorporado es el avisador de radares, aparato que me dice cuando tengo que dejar de fluir y retener a mi coche y la sospecha de vehículos que no fluyen, van muy limpios y usan cortinillas.

Yo, capitán, no me canso conduciendo, lo disfruto y me canso cuando llego a mi destino, como ya te he explicado, fluyo y si alguien cree que corro es que está interpretando según sus valores lo que yo hago según los míos.

viernes, 3 de agosto de 2012

Una Vez Y Otra Vez


Por diversas circunstancias entre mis vivencias figura el haber conocido y tratado fuera del mundillo de la política a líderes de formaciones de todo signo, desde la derecha más extrema a la más extrema izquierda pasando por todos los laterales y por todos los desplazados centros.  Del centro, centro,  - algo así como ser de Pinto pero en política- no he conocido a nadie. No sé si el problema es estadístico, ideológico, o de que andamos todos algo descentrados en los últimos cinco mil años.
Pero al tema. Todos estos personajes, algunos de cierta relevancia, siempre han sido correctos en el trato, inteligentes en lo tratado y firmes pero sensatos en sus planteamientos, incluso aquellos de los que siempre he pensado: “Si este algún día llega al poder yo me exilio”.
¿Qué que digo? Lo que digo es que los llamados líderes de la opinión, los que con sus palabras y sus acciones mueven a la gente son a su vez personas normales, sin cuernos, sin pezuñas, ni halos, ni un certificado de posesión de la verdad absoluta –sea expedido por la razón universal, por un ser supremo o por el sursum corda-. Todos ellos en el día a día, el cara a cara, son personas normales y corrientes. Excluyo de forma radical y terminante a los líderes de movimientos violentos, que suelen tener un atisbo de mesianismo o de crueldad o de ambas cosas.
Pero a este gente normal, a esta  gente que si no fuera por su posición te cruzarías en cualquier lugar sin reparar en ellos, les das un micrófono, o un sillón en algún órgano ejecutivo, y se transforman. De repente ese señor, o señora, vulgarote se desenfunda a sí mismo, transforma sus ideas en un mensaje –ya arenga-, en un llamamiento a la cruzada, a la persecución de los otros, al exterminio de los infieles y lo único que parece aplacarlo momentáneamente –justo hasta la siguiente frase- es el aplauso más clamoroso. Y como la gente es como es los oyentes a su vez mutan en cruzados –soldados para los menos religiosos, activistas para los que no les valga otro término- que transforman lo que eran inicialmente  palabras, conceptos, ideas, en acciones rabiosas, cargadas de odio, contra aquello o aquellos que hayan sido estigmatizados por el líder. Y ya no se paran en diferenciar un enfrentamiento de una pelea, una contienda ideológica de una guerra sin cuartel –casi nunca incruenta-, ni les importan un ardite las consecuencias de sus actos. A la razón por el aplastamiento, a la unidad de criterio por el extermino del disentiente.
Afortunadamente en estos casos, cuando las cosas llegan a un punto en que el rencor, la imposición de la verdad propia, sustituye al dialogo y las razones partidarias a la convivencia porque ya son  irreconciliables,  siempre acaban imponiéndose los que tienen razón, la razón del vencedor. ¿A que me suena?

domingo, 29 de julio de 2012

Discusión Sin Diállogo (07-2008)


Entiendo que no creas lo que yo digo,  incluso que ni siquiera creas en lo que tu defiendes, pero porque mi postura sea positiva ¿soy reo de tener que convencerte? Mi postura no me hace apóstol de lo que defiendo. Afirmo porque así lo he decidido, porque a pesar de que los argumentos para negar son tantos y tan inconsistentes como los de mi postura esta es la que he adoptado. No pretendo tener la razón ni reconozco que tu la tengas, simplemente enumero con la convicción del prestidigitador aquellos argumentos que perfilan mi postura. Si tu tienes necesidad o fe, en tu falta de fe o de necesidad, predica en la dirección en la que el viento me aleje tus palabras. Para mi la controversia es una postura estética y la discusión la incapacidad de saber que no podremos convencernos mutuamente. Negar, por postura, obligar al oponente a sustentar la carga de la prueba es una forma implícita de mantener una razón sin argumentos, argumentar parodiando los argumentos contrarios, argumentar no aportando mas que la negación delante del argumento contrario, invocar a la ciencia, la inconstante y  siempre cambiante ciencia, o a la fe inamovible como verdad absoluta es renunciar a presentar tu razón y solo demuestra que tu interés es negar mi postura y no convencer de la tuya.

Pero estoy seguro de que todo esto ya lo sabes. El único problema es que llegado el momento ambos sabremos que yo tenía razón, o que nunca llegará el momento en que yo pueda reconocértela.

jueves, 26 de julio de 2012

A Mi No (02-2008)


Queridos amigos de izquierdas, queridos amigos de derechas, queridos amigos TODOS:

Lo primero aclararos que este no es un mensaje circulante si no un llamamiento fruto del estupor y el sentimiento de pena de quien lo firma y se considera amigo de todos vosotros y de algunos más
.
¿ Cuando mandais ciertos mensajes de contenido político reflexionais sobre el tono y el fondo?¿ Suscribís todo el odio, la inquina y la amoralidad que destilan por los cuatro costados?¿Suscribís todas las medias verdades, insultos y arengas con los que intentan manejarnos?¿Asumís personalmente la bajeza, la vileza de ciertos argumentos que no son mas que eslogans encubiertos?¿Utilizais la inteligencia que habitualmente demostrais para evitar el odio y el frentismo al que intentan empujarnos en su Propio bien?¿Usais la misma cantidad de energía en la ayuda a los necesitados y la defensa de los que la precisan?

Si juzgo por lo que a veces entra en mi E-mail la respuesta es no. Y como juzgo que la respuesta es no voy a intentar entre mis amigos poner en marcha una nueva plataforma, una que si considerais justa y lógica podeis extender entre los vuetros.

La plataforma la llamaré A MI NO. A mi, por favor, no me mandeis, e--mails con contenido sectario, con llamamientos al odio o insultos, os lo pido por favor porque me perturban y me hacen dudar de vosotros y os quiero demasiado para que eso ocurra. No mas insultos, no mas odio, no mas sectarismo, no seamos marionetas de unos personajes cuyo único fin real es la consecución del poder.

Por favor, A MI NO.

Gracias a todos.

De Toda la Vida, Claro


Habíamos hablado hace tiempo de los “de toda la vida”, esas personas que en aras de un posicionamiento político, religioso, futbolístico o de cualquier otro tipo son absolutos e inamovibles en sus posiciones suponiendo que son las únicas válidas, verdaderas porque son las suyas y por tanto las otras, las que no son las suyas, son falsas. Pero no solo son absolutos en sus posiciones, también lo son en la integridad del mensaje. Nadie puede compartir solo parcialmente el ideario, el ideario es íntegro y en caso contrario el que se permita dudar, intentar razonar, o no compartir una sola coma de su posiciones pasa de forma inmediata y lamentable, porque además creen lamentarlo, a las filas del enemigo ancestral. Ese pobre, lastimoso ser incoherente pasa indefectiblemente a formar parte de un bando u otro –siempre del contrario, claro- en función del interlocutor  que se conduele de su ceguera, de su desviación de la verdad que todo ser inteligente, íntegro y bienintencionado tiene que compartir.
Hay alguna característica que tal vez no apunté en su momento:
1-      Todas sus acciones son válidas porque se realizan en aras de la justicia, la verdad y el bien común. Las mismas acciones realizadas por los contrarios tienen el significado y la carga contrarias
2-      La memoria respecto a los actos de las personas pertenecientes a su círculo es portentosa, sus recuerdos caducan justo un instante antes de que sea necesario olvidarlas y retornan en el  instante en que recordarlas es útil o necesario, siempre en aras de lo que el momento demande para dañar al contrario, al enemigo.
3-      Son incapaces de reconocer ningún defecto en si mismos –salvo dialécticamente por supuesto- y por tanto cualquier insinuación de duda supone un ataque frontal y culpable hacia ellos y las inamovibles ideas que creen –o eligen por beneficio- defender.
Este pobre ser que pergeña estas palabras, y que al único color que le gustaría pertenecer es al transparente en una sociedad arco iris, en su inmenso error de intentar pensar cada vez que alguien le dice algo, pensar de verdad, analizar los pros, los contras, las implicaciones, las incoherencias, está en este momento espantado.
Internet es una herramienta y como tal es neutra, dependerá de la pericia e intenciones del operario para que su utilización sea educativa o nociva. La utilización de una herramienta con la capacidad de comunicación y la falta de censura que conlleva supone que aquellos que no utilizan una mínima autocensura en sus comunicaciones invadan nuestra intimidad con odio, con invitaciones al linchamiento, con sexo no pedido… Siempre con las mejores intenciones y la mayor ceguera –que para ellos será la mía, claro-
He recibido por varios caminos, y por tanto está circulando, una invitación a participar en un golpe de estado en el próximo mes de septiembre. Estoy convencido de que quienes lo promueven y apoyan tienen un suficiente arsenal de auto justificaciones para pensar que el suyo, su golpe de estado,  tiene razón de ser -los que dieron otros no, claro-, porque ellos son los buenos -los otros no eran los buenos, claro- y hay motivos de sobra -los otros se los inventaron, claro-. Pero si repaso la historia de la humanidad y este tipo de iniciativas no me gustan nada los resultados que veo, ni sus métodos, ni sus justificaciones, ni sus consecuencias.
Pero lo que más me preocupa es que al parecer es una convocatoria ciudadana y abierta, en contra de la clase política en general, llena de odio y de populismo. No tiene firma pero a nada que se lea con cuidado tiene rastro y si se pone un poco más de intención en la lectura tiene hasta rostros. Y los rastros y los rostros apuntan a motivos sectarios ni siquiera hábilmente enmascarados, pero está calando. Y esto sí que me acongoja, en los dos sentidos.
En este país parece ser que las palabras solo valen si sirven para atacar, dañar, insultar, desprestigiar, vilipendiar, matar, difamar, linchar, ofender o machacar. Y el contario, el enemigo, que se joda, que hubiera pensado como nosotros.

domingo, 22 de julio de 2012

La Velocidad de la Mirada (01-04-11)


Capitán, decía en vuestra carta que 110 es vuestra velocidad ideal, de lo que yo me congratulo enormemente, pero sin entender porque no os cogratulais vos de que mi velocidad ideal sea 150. ¿Tal vez algún tipo de alergia al 5?¿O tal vez sois como aquellos augures de la ciencia que vaticinaban que aquellos que fueran en un vehículo que sobrepasara los ochenta KM/H morirían aplastados contra las paredes del mismo vehículo que los transportaba?¿O como aquellos científicos que demostraban que cualquier sólido que sobrepasa los 100 KM/H pesa cero Kg. y por tanto es imposible de controlar por su falta de adherencia?

Me encanta lo que habláis de los caminos y las miradas, yo cuando quiero hacer eso me voy en mi 2 CV – que si la cuesta abajo es larga alcanza los 90-, por carreteras comarcales y locales y me paro en todos y cada uno de los pueblos, ventas o paisajes que se me ponen a tiro. Y si no andando que es como realmente se ven las cosas. Por más que lo pienso no veo la diferencia en el paisaje yendo a 110 o yendo a 120. En todo caso las definidas, ya ridículamente, como vías rápidas no pasan por los pueblos y están diseñadas para ir de un punto a otro, para lo otro como ya os he dicho están los caminos, las trochas, los senderos y las carreteras de menor rango, preciosa algunas por otra parte.

Seguramente teneis un problema de aislamiento en vuestro coche. Yo tuve un deportivo en el que oía la música perfectamente a 220 KM/h y sin embargo en mi SEAT Panda a partir de 40 ni se oía nada ni se podía frenar. Y por cierto, se circula o b l i g a t o r i a m e n t e por el carril derecho, no por el central.

En todo caso vuestra reflexión parece tener un sutil trasfondo político y ya me enseñaron, y he comprobado en múltiples ocasiones, que rebatir una opinión política es como buscar el alma a las piedras, e incluso a ciertos políticos.

P.D. Recomiendo cierta viñeta sobre Mafalda, Guille, el papá de Mafalda, su 2CV y la velocidad.

Mejor No Pensar (28-03-11)


Vagaba yo, en cuerpo, automóvil e imaginación, por las carreteras de España intentando centrar mi atención en el trabajo de conducir a una velocidad inadecuada a mi coche y a mi estado de ánimo y sin percatarme mi mente pasó del cabreo de arrastrarme por una carretea, al gobierno, del gobierno a la situación económica, de la situación económica a la guerra civil a tres bandos en Libia – que por cierto me recordaba aquello de dos contra uno mierda parar cada uno- de la guerra y las imágenes de las bombas cayendo con precisión milimétrica en los objetivos a los satélites que las controlan y de ahí en una grácil pirueta a la absoluta falta de intimidad, o de control de nuestra intimidad, en la que la tecnología actual al servicio de los servicios nos sitúa. Nunca podemos saber si estamos siendo grabados, o, por ser más exactos, si lo que están grabándonos será visto, ni por quién, ni con que fin.

En los tiempos actuales y con la tecnología al uso todos los Héroes de nuestra juventud serían imposibles. Permitidme unos ejemplos:

Desde su lujosa estancia el gran Julio observa en una pantalla como tres misiles son lanzados desde Petibonum y caen con absoluta precisión sobre las chozas de Asterix, Obelix y Panoramix. Al día siguiente las fuerzas combinadas del imperio, en una maniobra envolvente desde los cuatro campamentos, toman la aldea gala sin apenas resistencia.

El príncipe Juan reunido con el sheriff de Sherwood prepara la operación encaminada a la erradicación del bandolerismo encabezado por el facineroso Robin de Losley, alias Robin Hood, en los bosques próximos. Los medios de comunicación ya se han encargado de crear el clima social necesario y mediante un satélite se han localizado a todos y cada uno de los bandidos y sus campamentos. Para evitar bajas innecesarias unos helicópteros rociarán los lugares localizados con bombas de NAPALM. Si alguno quedara, milagrosamente, vivo será capturado a posteriori. Larga vida al rey Juan.

El Capitán Trueno toma un vuelo para ir desde España a Suecia, viaje que hace asiduamente para visitar a su prometida Sigrid. El avión tarda 4 horas, supera una tormenta y los fuertes vientos que habrían lanzado al capitán hacia el Mar de los Sargazos o lo más recóndito de las selvas africanas, donde habría vivido inopinadas aventuras. El Capitán Trueno hace años que pertenece a Inteligencia y su trabajo consiste en grabar rastreos de móviles para prevenir actos terroristas, Goliat trabaja en un reality de tele5 y Crispín es consultor informático. Aprovechando los partidos de la selección española quedan para verlos juntos y tomarse unas copas.

Yo creo que esto de la velocidad va a resultar peligroso. Como a todos nos de por sacar la imaginación para no aburrirnos y pensar…

Ya No (23-03-11)


Ancha fue castilla, que ya no, jalonada de mojones, de rejones que asomados tras las lomas, erguidos sobre los montes, haciendo aspavientos sobre todos los rincones y lugares perecen ejercer la fascinación de lo monstruoso allá donde la vista alcanza. Siempre fue La Mancha tierra de molinos, siempre fue castilla intuidora de fronteras que los ojos no alcanzaban, salpicada su inmensidad de castillos que marcaban lindes superadas, y Galicia despejada y Andalucía playa que arrancaba en Despeñaperros y se dejaba caer al mar con la suave pendiente de la arena y así podríamos decir de todas ellas.

Hoy no, hoy son peines de púas enhiestas al cielo que agitan los brazos como gigantes maléficos, hoy son, cuando el sol se pone guiños y carreras de modernos fuegos fatuos sobre el cementerio de paisajes que se fueron, que fueron, que matamos, que arruinamos, que igualamos en fealdad, en falta de identidad, en aras de aún no he logrado saber que.

Puñalada Trapera y 2 (21-03-11)


Capitán, es acertada tu reflexión, pero cuando la hoja del puñal del trapero es de una aleación de palabras templadas con inquina, cuando la puñalada está dada de tal forma que la victima no solo no sospechaba nada, si no que las puñaladas estaban previstas de tal forma que se desengrase sin llegar a saber que estaba herido, cuando solo la torpeza trapera del victimario permite que la  luz se refleje en la hoja y se advierta la herida, pedir que su conciencia se mueva en los mismos valores que los nuestros es tanto como querer jugar al aro con los anillos de Saturno.

Por si nos cabe alguna duda respecto a su consciencia del acto perpetrado el trapero realiza su labor sobre víctimas que considera débiles o en desgracia y siempre busca demostrarle a terceros que la progresiva debilidad de la víctima viene dada por su incapacidad.

El espejo, como tanto hemos discutido, solo devuelve lo que uno quiere ver antes de asomarse, salvo para aquellos que buscan la desnudez de la imagen real, la búsqueda de la miseria personal, la añagaza de la autojustificación, porque al final esta añagaza, esta ocultación de su miseria y su necesidad de exaltación personal son los tendones, los músculos que mueven el brazo del trapero que empuña el puñal.

Y en estos casos la justicia, sea divina o humana, la demostración de la culpa, solo estará en que los demás, no el herido, los otros, lo enfrenten a su propia miseria. Si como es costumbre tan nuestra nos damos la vuelta para disfrutar del paisaje, el trapero seguirá desgarrando carnes, y vestiduras. 

Puñalada Trapera (15-03-11)


A cuento de algo que he vivido muy recientemente me preguntaba sobre el significado de puñalada trapera y he comprobado que aunque inicialmente el significado era simplemente técnico –puñalada dada con premura y poca pericia que produce desgarro en la ropa de la víctima- la calle lo ha hecho evolucionar hasta convertirlo en sinónimo de traición, de acto vil realizado en la confianza de la victima con el victimario y que este aprovecha para llevar a cabo su acción, a pesar de lo cual no es capaz de actuar por lo menos con limpieza técnica.

¿Le habrá temblado el pulso? ¿?¿Se habrá arrepentido en el último momento pero ya tarde? No creo, ¿Será simplemente inseguro, débil o torpe? Posiblemente todo ello o tal vez le gusta recrearse en el daño

En todo caso y analizado el pérfido perfil que el acto devuelve casi dan ganas de llevar a cabo aquello de compadecerse del criminal, pero ¿saben lo que les digo?, que no me da la real gana. Exhibiré mi ropa desgarrada y le pondré una pegatina que ponga el nombre del trapero. Espero haber sido claro y evitar más víctimas.

11 M (11-03-11)


No fue la luna la que vino a noche a visitarme. No fue la luna pero se parecía a ella. Como si fuera la luna, su luz, tuve la sensación de ver en las tinieblas sin concretar lo que veía. Como si fuera su reino me pareció que eran muertos los seres que se movían. Como si fuera su luz todos los relieves me parecieron huecos, fosas, y los paisajes cementerios.

No fue la luna la que vino anoche a visitarme aunque oí el fragor sin conseguir ver el fuego, vi las heridas sin llegar a ver los muertos, las tumbas sin poder leer los nombres, el dolor sin lograr seguir el reguero de los llantos.

Lo que vino a verme fue la insana sensación de no saber, aún, por que murieron. De que fueron víctimas sin saberlo. Que oculto marionetista consiguió que un día al año la rabia venga a verme, como si fuera la luna.

Discriminación (08-03-11)


Día de la mujer trabajadora. Llevo oyendo todo el día, sin descanso, sin fisuras, sin posibilidad de análisis ni disensiones, la necesidad de la igualdad, la bondad de la discriminación positiva, la sistemática negación de los abusos y prejuicios –claro también de los perjuicios que esos prejuicios y abusos ocasionan. Llevo todo el día intentando negarme a decir nada que se que desde el primer momento se considerará políticamente incorrecto, sin pararse a reflexionar, sin pararse ante ese espejo del que a veces hemos hablado y al que hay que mirarse con insistencia, con saña, con determinación, para perforar esa primera capa de sombras chinescas, de reflejos amables y consentidos con los que el servilismo especular nos reconoce la propiedad.

Llevo todo el día desazonado, inquieto, incómodo, telúrico. El magma me bulle y finalmente no puedo evitar resistirme a la llamada del Word.

Nunca, desde que tengo uso de razón, he considerado a las mujeres como objetos, ni como inferiores, nunca, ni siquiera en mi recorrido empresarial he discriminado a una mujer de un hombre, es más nunca he pensado en temas laborales en cuanto a mis compañeros en función de sus protuberancias –o carencia de ellas- si no en función de su capacidad. Siempre, desde que tengo uso de razón, he sido contrario a las tesis feministas entre las mismas feministas y siempre fui aceptado por ellas con la misma crítica igualdad con que yo las he tratado, sin fisuras, de persona a persona. Es cierto que algunas veces ha creido que somos animales diferentes y simbióticos, pero con estatus de colegas.

Pero desde la ley de (des)igualdad, desde que oí que la discriminación podía ser positiva, desplazando la carga de la prueba de la culpabilidad a la necesidad de demostrar la inocencia desde un prejuicio, mi indignación con la complacencia intelectualoide de estas posiciones es cada vez más rabiosa, cada vez más desgarrada. Cada vez las mujeres me recuerdan en su posición a ciertas autonomías. Vivir en el victimismo para alcanzar prebendas a ser posible por encima de la igualdad que sin embargo se invoca como objetivo.

Recuerdo un cuento que leí teniendo no más de diecinueve años, se llamaba “Las Doradas Veladas de la Atlántida”. Contaba que las mujeres de la Atlántida usaban como prenda distintiva un velo dorado, no especificaba de que forma. Llegado un punto de la historia las mujeres solicitaron compartir con los hombres en términos de igualdad –la historia era corta, no entraba en grandes detalles- y los hombres consintieron con una única condición, dejar de utilizar el velo dorado. Las mujeres estuvieron de acuerdo y a partir de ese momento compartieron derechos y responsabilidades. El problema, y principio del fin de la Atlántida, fue que se puso de moda ente las mujeres volver a utilizar el velo dorado. Los hombres reclamaron, las mujeres argumentaron y el enconamiento llegó hasta las familias. La civilización no pudo sobreponerse al enfrentamiento.

Se, soy perfectamente consciente, que el cuento es simple, que la carga la vence sobre un solo lado, pero no puedo evitar  rememorarlo ante la antipática actitud de ciertas mujeres, mas preocupadas de conseguir prebendas que de alcanzar la igualdad. Y los abusos existen y deberían de ser las mismas mujeres los que los persiguieran en vez de intentar esconderlos debajo de un velo dorado, y los abusos de los hombres existen y nosotros debemos de ser los primeros en denunciarlos. Y los prejuicios existen porque han sido alimentados desde una posición que solo puedo calificar como “progre”, si, entre comillas. Y sobre todo que quede claro: para mi “NO EXISTE NADA POSITIVO EN NINGUNA DSCRIMINACIÓN” 

Re-recaudación (27-02-11)


Me siento incapaz de alcanzar escribiendo el exceso de velocidad de disparates con el que el actual Gran Impostor ha decidido castigar a una población que le vuelve las espaldas, al tiempo que alivia su única cuita, su única, en realidad, vocación. Recaudar. Porque al final esa es la única necesidad del Gran Impostor, alimentar las necesidades que él mismo crea formando una espiral que solo acaba donde el contribuyente es capaz de volver a ser ciudadano y dice “¡Basta ya!”, si es que al final del proceso alienante queda alguien capaz de pensar o de plantarse.

Dice cierto economista y tertuliano de Onda Cero que el mejor amigo del hombre no es el perro, si no el chivo expiatorio, y yo añado que el límite de velocidad es el chivo expiatorio de las arcas del Gran Impostor.

En 1973 se limitó por primera vez la velocidad a 120 Km/h debido -¡que casualidad!- a la guerra arabe-israeli que encareció el petróleo y lo puso a unos precios que el Gran Impostor de entonces, que además casi no recaudaba impuestos, no podía pagarlo. El argumento fue el mismo pero hoy cuatro o cinco generaciones de motores después, dos generaciones de vías más tarde, con motores catalizados, con un consumo medio de casi la mitad de los de entonces se reduce aún más la velocidad y en las vías principales que, si no estoy equivocado, son aquellas en las que se puede mantener una velocidad fija de crucero, no tienen curvas que obliguen al cambio de marchas, no tienen paradas y arranques, no tienen pendientes, es decir no tienen nada de lo que obliga a utilizar el cambio de marcha y la aceleración desigual, que al final es lo que incrementa el consumo. Sin embargo en la red secundaria donde se dan todas estas características es donde no se reduce la velocidad.

Soy un mal pensado, solo se reduce la velocidad allí donde está instalado el mayor parque de radares, por no decir la práctica totalidad, allí donde para hacer caja bastan unas cuantas fotos y una pareja de la guardia civil y la culpa de pagar lo que a veces no tiene es del irresponsable, del incívico, del delincuente, del tonto útil, del contribuyente que voluntariamente se presta a la recaudación, a la infame e infamante recaudación, del Sheriff de Sherwood de turno y otros ladrones asociados al rey Juan de estos tiempos, al Gran Impostor.

Y una última consideración. Las personas que estén acostumbradas a respetar el límite de 120 y no tengan un limitador en su vehículo será incapaces de medir su velocidad aparente y adecuarla a la nueva sin estar permanentemente atentos al velocímetro. Claro que mirar con insistencia el velocímetro o el GPS o el teléfono móvil, o cualquier otro instrumento, objeto o cualquier otra actitud que presuponga distracción también es sancionable por no poner la atención necesaria en la conducción.

¡¡¡¡Claro, es eso!!! Acabo de darme cuenta, a partir del momento en que entre en vigor la norma todos los que salgan a la carretera serán sancionados, unos por no respetar los límites y los otros por mirar fijamente al velocímetro. Y si se ve que se escapan muchos se hace una modificación a la ley y todos los que compren un artículo que tenga que ver con el automóvil, por ejemplo una revista de coches, pagarán un canon por posible mala utilización de las carreteras.

¡¡¡Por fín!!! ¡¡¡La VERDAD al desnudo!!!.