Llevo días esperando con
ansiedad, escrutando con ilusión, leyendo y escuchando todos –todos los que el
tiempo me alcanza- los medios de comunicación de un cierto rango con atención
inusitada y día tras día me retiro a dormir con la frustración de no haber encontrado
la noticia que tantos desvelos me produce.
Ha habido noticias relacionadas,
noticias que bordean y parecen insinuar la que yo espero y desespero, pero la
gran noticia, esa que pondrá a nuestro país a la cabeza de los logros
científicos del siglo XXI, esa no acaba de asomarse para pasmo y envidia de
detractores, descreídos y otras tribus que por el mundo pululan.
Primero fue la noticia de que la
DGT tenía intención de cambiar los radares a puntos conflictivos en carreteras
secundarias y señalarlos adecuadamente para atenuar la sensación puramente
recaudatoria que ahora producen en el ciudadano. La excusa es perfecta, pero no
es la verdad.
Después, apenas ayer, la primicia
del helicóptero con radar capaz de medir la velocidad a trescientos metros de altura y un kilómetro
de distancia. La primera sensación del que escuchó la noticia, al menos la mía,
fue la del cazador invisible, el predator inalcanzable incluso por los más
sofisticados sistemas de detección de radares. Falso, en realidad es un
elemento indispensable sin el que el proyecto final sería inviable.
La comunidad científica española
está a un paso de presentar una nueva e infalible medida: el euro, no como
valor monetario, no, si no como medida de aceleración o desaceleración de
vehículos a motor. Este proyecto, impulsado por las mentes privilegiadas de la
DGT y acogida con el entusiasmo característico de la comunidad científica
española, pondrá a España en el mapa de la investigación mundial.
La definición de la nueva unidad
sería: cantidad de euros de diferencia entre la sanción que habría recibido un
vehículo al pasar de una velocidad inicial –de ahí el helicóptero- a otra final a causa de la percepción de un
radar –fundamental en carreteras secundarias donde la presencia inopinada es
más inminente-. Por supuesto la nueva unidad iría acompañada de sus
equivalentes en Km/h y m/s2.
Eso sí, la desinteresada participación
del ciudadano le será comunicada por la vías normales adjuntándole una
fotografía del momento y la certificación de los euros finales captados por la cámara
percibida y/o la de los iniciales captada por el helicóptero.
Soy un retrogrado egoísta, no tengo
intención ni deseo de colaborar.