domingo, 29 de mayo de 2016

Sin Destinatario

Hace tiempo papá que no te escribo. Hace tiempo papá que no te encuentro. Hace tiempo, tanto tiempo, que no te percibo en tu cuerpo, que un extraño te usurpa y se escuda en sonidos inconexos para que no sepamos que no queda de ti más que el quebrantado cuerpo, los ojos que ya no miran, las manos que ya no abrazan, los pies que no encuentran camino, la boca y sus balbuceos.

Hace ya tiempo papá que sospecho que el hilo de plata se quebró en algún momento y dejó atrás unos jirones de alma para que nosotros cuidemos durante el tiempo que tarde en volver y llevarse el resto.

No se papá. No sé si en algún sitio, ahí adentro, queda algo de lo que fuiste, queda algún destello fugaz del hombre que habitó ese cuerpo. Creo que no papá y no me siento mejor por ello. Ni liberado, ni más preocupado.

Solo siento que el tiempo pasa y tú estás cada vez más lejos. Perdido en un mundo que no acierto a atisbar cuando aprietas los ojos para no mirar, para no ver, incluso para no escuchar.

Hace tiempo papá que no te escribo porque la carencia de palabras en tú boca cercena las mías que ya no son más que lamento sin esperanza de encontrar oídos, añoranzas de tiempos pretéritos que entonces parecían tristes, que entonces parecían yermos.

Nunca mis cartas tuvieron un destinatario, nunca lo necesitaron. Ahora tampoco lo tienen, ahora ya no lo encuentro.

4 comentarios: