Seguramente el dos de octubre del
dos mil diecisiete sea recordado en la historia de España, si es que tal
disciplina sigue existiendo después de ese interminable día, como el día más
largo. Amaneció el 20 de septiembre del presente y acabará en alguna fecha
indeterminada del futuro, futuro de años, sospecho.
Si, hoy es ya dos de octubre,
como lo fue ayer y como lo será mañana, muchos mañanas. El problema creado por
todos, absolutamente todos, los protagonistas, no tiene ahora, ni en un futuro
cercano, una salida que pueda considerarse idónea, ni perdurable.
Con cierta alegría, yo el
primero, hablamos del imperio de la ley. Con cierta simplificación del tema
muchos defendemos la acción de la ley porque a estas alturas es la única opción
que existe, incluso para algunos que tenemos un concepto bastante sospechoso de
la ley como instrumento ajeno a la justicia. Pero es que para mantener un valor
referente, cuando todo el mundo alrededor se inventa las referencias según sus
apetencias, lo primero que es inevitable es restablecer las reglas de juego que
inicialmente teníamos todos en común, porque si no es esa opción la otra es
barra libre para todos, que a mí, personalmente, me parece interesante.
Pero no caigamos en el mismo
error que estamos comentando. No importa ahora lo que me parezca a mí, importa
salvaguardar una convivencia que se ha puesto en peligro, que está en grave
peligro.
No puedo escribir sobre este tema
sin que se me vengan a la cabeza las estrofas de poema “Si” de Rudyard Kipling:
“Si guardas en tu puesto la cabeza tranquila, cuando todo a tu lado es cabeza
perdida”. Nadie parece haber leído a Kipling, nadie, al menos, con la
suficiente inteligencia para pensar que no está diciendo lo que a él le
interesa que diga, con el suficiente criterio político como para plantearse que
la negociación, la esencia de la política, es un encuentro de mínimos, no de
máximos. Y que para negociar es imprescindible tener la cabeza tranquila.
Mezclando por una vez, y sin que
sirva de precedente, churras con merinas, y en este caso hasta con “meninas”, intentaré
reflexionar sobre las distintas posturas que he ido percibiendo en todos los
ámbitos sociales, desde los medios de comunicación hasta las declaraciones de
los partidos, pasando por las redes sociales.
En todos ellos se adivinan dos
bloques, los constitucionales y los aconstitucionales – obsérvese que digo
aconstitucionales y no anticonstitucionales, y el matiz no es ocioso-
En el primer bloque figuran el
PP, el PSOE, Ciudadanos y todas las personas que están a favor, como primera
medida, de la aplicación de la ley. En el segundo bloque Podemos, los partidos
catalanistas, la CUP, que yo no considero que sea catalanista, y los ciudadanos
que consideran que los derechos está por encima de la ley.
- · El PP. Ha sido fiel a su esencia y ha mantenido una posición displicente, soberbia, respecto al problema sabiendo que la fuerza del estado y la ley están de su lado. Su inacción desde el primer momento ha sido, posiblemente, interesada y han conducido a un escenario en que tienen la razón última. Tal vez no han evaluado, o no le ha interesado evaluar, las consecuencias de su actitud el 2 de octubre.
- · Ciudadanos. No sé si decir que se puede decir poco de ellos en este conflicto salvo su inequívoca alineación con las tesis finales del gobierno es positivo o negativo. Su origen catalán y su inequívoca posición frente a cualquier iniciativa soberanista han lastrado su posibilidad de maniobra que ha sido absorbida por los despropósitos parlamentarios de las fuerzas catalanistas. Posiblemente no podían hacer otra cosa que la que han hecho.
- · PSOE. Como siempre instalado en ese extraño espacio en el que todo lo que se dice es reversible. En positivo su posicionamiento al lado del gobierno como corresponde a toda formación con sentido de estado. Lo peor su manía de hablar del dos de octubre antes de que pasara el uno, y los tufillos de sospecha que eso levanta en la masa electoral que necesita para poder llevar a cabo sus propuestas. Mezclar las fechas a veces desconcierta, o revela estrategias que no son compartidas.
- · Podemos. Ha decidido que aunque los demás hablen de Cataluña ellos solo tienen el objetivo de derribar al gobierno. No importa si toca o no toca, no importan las consecuencias, no importa la ley. Hay que aprovechar la ocasión e intentar pescar en Cataluña, y en el resto de España, los votos románticos de izquierda que están perdiendo a borbotones. Eso sí, ya nadie se puede llamar a engaño, queda como una fuerza política con la que nadie puede llamarse a engaño con sus prioridades
- · CUP. Son los grandes triunfadores de todo este enredo. Han conseguido llevar la cuestión a la movilización popular que es el entorno en el que se mueven más cómodos. Han puesto en jaque al sistema y su objetivo del uno de octubre está conseguido, romper el estado. Su objetivo del dos de octubre está más cerca, romper Cataluña – de ahí que no los considere catalanistas-, y así ir rompiendo grupos sociales hasta conseguir un entorno lo suficientemente maleable para poder imponer su ideario
- · Catalanistas. Su permanente instalación en la mentira, en la negación de cualquier regla que no le dé la razón salvo cuando le sea útil. La invocación permanente a foros ajenos al problema intentando que se sientan concernidos. El absoluto descaro y desahogo en el uso de los ciudadanos a los que tendrían que representar, invalida cualquier consideración hacia sus planteamientos. Oportunistas, falaces, absolutistas en sus maneras y ciegos a las consecuencias de sus actos, si buscan la historia espero que la historia los juzgue conforme al daño que su actuación merece. Ellos, que no su pretendida causa, me merecen el mayor desprecio en este teatrillo del que se han erigido en protagonistas principales.
- · Pro procés Ciudadanos de a pie o cabalgados en la fibra. Ponen los derechos por delante de la ley, sin que perciban que la ley es la única garante de los derechos, individuales y colectivos. Cuestionan la capacidad moral del gobierno por sus corruptelas – algo así como que hacieda no puede cobrar los impuestos porque uno de sus funcionarios debe una multa- cuando no invocan derechos que no existen o modifican el rango de los invocados sin importarles la pertinencia del argumento o las consecuencias del mismo. Para mí, casi todos, personas de buena voluntad que hacen de la misma una bandera cuyo revés es la mala voluntad de aquellos a los que quieren justificar.
- · Anti procés. Ciudadanos posicionados junto a la acción del gobierno aunque no necesariamente alineados con él ideológicamente. Defienden la aplicación de la ley y la acción política posterior. Suelen intentar razonar en un ámbito Absolutamente irracional
Hace años, en un artículo sobre
este mismo tema, consideraba que la mayor secuela de un proceso soberanista no
son las políticas, si no las fronteras emocionales que durante décadas serán
imposibles de desmantelar, y hasta ese momento, no importa la fecha, todos los
días serán dos de octubre. El largo, aciago e insolidario dos de octubre.
Me permitiría el optimismo de
pensar que lo sucedido servirá de enseñanza para que no vuelva a suceder, pero
eso sería confiar en que la soberbia, la ambición y la estulticia habrían sido erradicadas
de la faz de la tierra, y no me lo creo.
Que el dos de octubre nos sea
leve.
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