Hay momentos en los que el afán
de la modernidad nos vuelve poco precisos en ciertos temas, cuando no nos hace
caer en la insensatez o argumentar desde posiciones que analizadas con cierta
lógica se adivinan absolutamente falaces.
Viene este párrafo a cuenta de la
famosa foto de vóley playa femenino en la que se veían disputando un partido a
las componentes de un equipo alemán y a las de otro equipo de nacionalidad
egipcia y que dio la vuelta al mundo por la disparidad de sus atuendos.
Y como siempre hay gente
dispuesta a coger el rábano por las hojas hubo quién, en nombre de un sexismo
que seguramente estaba solo en sus ojos, o de una defensa de la libertad de atuendo
que nadie discutía, escribió un artículo denunciando el sexismo que suponía el
atuendo, a sus entendederas breve, de las componentes del equipo alemán y, por
ende, de todas las componentes de los equipos femeninos occidentales. Y claro,
para garantizar su superior neutralidad, acusaba también de sexista el atuendo de
las egipcias, por el motivo contrario.
Así que, al parecer, el atuendo
deportivo de esta especialidad es sexista si se tapan, porque se tapan, y si no
se tapan, porque las hacen taparse.
Digo yo que el ínclito pensador,
de cuyo nombre no quiero acordarme, y además no me acuerdo, debe de considerar
sexista también el atuendo de las atletas y el de cualquier mujer que no se
vista de una forma sobria, tal vez traje de chaqueta o falda pantalón, para
poder practicar su deporte oficialmente, porque, no nos olvidemos, cada
federación, y para evitar disparates y dislates, hace una descripción normativa
de los atuendos admitidos por los practicantes en competiciones federadas.
Supongo, de todas formas que el
preclaro adalid de los contubernios machistas, hombre por cierto, no tiene a
bien ver deporte, ni pasear por la playa. Porque yo no sé cuál es la moda al
uso en las playas egipcias, pero en las europeas es habitual ver mujeres
practicando deportes, incluido el vóley, en atuendos semejantes, cuando no más
breves, que los que portaban las deportistas alemanas. Más breves hasta el
punto de utilizar, no en muchos casos es cierto, bañadores sin parte alta, lo
que en castellano llano se dice “en tetas” y en inglés del imperio “top less”.
Así que así puestos resultaría
que el bikini es sexista, como lo sería cualquier bañador que no fuera un
calzón, por cierto incómodo y puede que hasta antihigiénico, que alcanzase las
rodillas semejante al que la moda de baño ha condenado a los hombres.
Claro que, y ya puestos e hilando
fino, a lo mejor lo sexista es la playa en general o el que la vista de
cualquier hombre, o mujer, se pose en las formas de cualquier dama, o
caballero, que las pasee por lugares públicos que sean utilizados para que el
sol o el agua las bañe.
Siguiendo el razonamiento del
profundo pensador lo único adecuado y no sexista tal vez sea que los hombres,
no sé si las mujeres porque a veces también desvíen su mirada inadecuadamente
hacia formas que les resulten atractivas, de ese artilugio que obliga a las
caballerías a mantener su vista al frente. O eso, o volver, tiempos aquellos, a
las piscinas separadas por sexo. Y ya siguiendo a los colegios y a las
actividades públicas de cualquier índole.
En fin, en mi tierra, y por no
alargarme más, a cierto tipo de pensamientos no se le llaman sexistas o anti sexistas,
se les llaman puritanos. Y como bien
decía Forrest “Gaamp” tonto es el que dice tonterías.
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