Se han puesto de moda. No hay
noticiario en televisión que no recoja un tumulto de linchadores anónimos e
indignados ante una cámara de televisión con la cara crispada y el insulto
amartillado, con el ansia de golpear cualquier cosa que les pille cerca y la
indignación en forma de baba mediática saltando de la boca como metralla
añadida al insulto que es el proyectil principal. Solo senecesitan unos
ingredientes básicos: la entrada de un juzgado o comisaria, un imputado
mediático que garantice la cámara de televisión y un espacio conveniente para
poder dar una cierta continuidad a la acción y garantizar una densidad mínima
de masa linchadora.
Al parecer ciertas universidades
ya están planteando la inclusión en sus planes de estudio de un master en
linchamiento audiovisual incluyendo asignaturas tales como:
- El insulto: Graduación de la voz, tono y
selección para conseguir una mayor atención de las cámaras
-
Situación estratégica y adaptación al espacio.
Como situarse para lograr un mayor enfoque y los movimientos necesarios para
permanecer ente la cámara
-
Expresividad. Gestos y actitudes que permiten un
mayor impacto en los medios audiovisuales
-
Expresión oral. Como contestar a las posibles
preguntas de los medios para garantizar la mayor difusión posible
-
Motivación, sus secretos. Ejercicios y técnicas
para adquirir el estado anímico requerido
- Historia. El linchamiento público a través de la
historia. Gracia, Roma, la Edad media, la Inquisición, la edad moderna
-
Matemáticas adaptadas. Planteamiento matemático
para cálculo de ángulos y espacios. Cálculo de masas críticas en función del
espacio y la notoriedad del personaje.
- Capacitación técnica. Estudio de los principales
modelos de cámaras, micrófonos y sus características técnicas. Evaluación de la
difusión en función de los medios técnicos desplegados.
Claro que a lo mejor yo soy un
mal pensado. A lo mejor todas esas personas que pierden el aspecto humano y la
dignidad en su afán de agraviar a un personaje notorio, casi nunca notable, del
momento lo hacen de forma espontánea y realmente indignada. Se han tomado la
molestia de indagar trabajosamente a quien, cuando y donde le van a dar un
paseíllo y con gran dificultad y sacrificio allá que se van para poder
desembarazarse de esa decepción, esa pena, esa indignación que posteriormente
expresarán en forma de rabia extrema y desenfrenada.
En estos hipotéticos casos yo
siempre me acuerdo de aquello que una vez le oí decir a mi amigo Pedro: “Aquí
el único que puede presumir de no ser maríca soy yo que lo he probado y no me
ha gustado”. En un país de trincones, empezando por mí mismo, donde los
oficinistas se llevan a casa el papel, los bolígrafos y las gomas de borrar,
las señoras de la limpieza las bayetas y los limpiacristales, el personal
sanitarios las vendas y los medicamentos y quién más y quién menos se nutre de
aquello a lo que tiene acceso uno no puede por menos que pensar que en la
ecuación que manejan los linchadores se omite un término.
Yo vengo a insultarte porque eres
un chorizo, un ladrón y un sinvergüenza, y, y esta es la parte que nadie estará
dispuesto a admitir, porque la vida te ha dado la oportunidad de pillar lo que
a mí me hubiera gustado.
Y por supuesto mis disculpas a
los que habiéndolo probado….
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