martes, 3 de abril de 2012

Indefensión


A lo largo de la vida el intelecto va desarrollando no solo la personalidad, si no una versión propia de un sistema inmunológico. Este sistema está formado por la capacidad intelectual y oratoria de defenderse de los ataques que a lo largo del tiempo inevitablemente se producen y aunque sea de forma inconsciente, que no suele serlo, desarrollan especialmente los frentes de protección sobre los fallos sociales que toda personalidad presenta. Es verdad que a veces esos recursos no son intelectuales o dialécticos por falta de capacidad pudiendo llegar a ser físicos, pero no es esto lo que nos mueve a esta reflexión..

Esos sistemas no acostumbran a ser completos y tienen siempre, casi indefectiblemente, al menos un flanco descubierto y por el que el individuo puede sentirse vencido por anonadamiento o por abochornamiento. Acúsese a un pacifista convencido y militante de violento,  o a un fascista de comunista, o una puta de puritana. Da lo mismo, acúsese a alguien de ser lo contrario de lo que él considera entre los pilares de su vida, entre los marchamos de su personalidad, de aquello que le horroriza, repele o choca en los demás. La incapacidad de entender que alguien lo valore de esa forma, el dolor de la constatación de la acusación, el bochorno del simple planteamiento lo colocarán indefectiblemente en una situación de indefensa defensiva.

O mejor no lo pruebe, el dolor ajeno nunca es rentable ni para el que lo inflige.

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