lunes, 21 de diciembre de 2015

Ni para ti ni para mi

Entre mi mujer y yo  hay una frase que nos ha dejado la experiencia y que sirve para recordarnos que las cosas no habladas, las cosas que no se cierran con tiempo y comunicación acaban pudiendo ser un auténtico despropósito.
Viene la frasecita de cierta vez que nos alojamos un par de días del mes de diciembre en una casa que habitualmente alquilábamos durante el mes de agosto. Avisamos a los dueños que íbamos a hacer un viaje por aquella zona y, como la casa estaba vacía, nos dijeron de usarla, cosa que aceptamos dado que después de tantos años es como nuestra casa. No preguntamos cuanto nos costaría, no nos dijeron cuanto nos costaría, la casa en agosto es barata, eran dos noches, no es una empresa… pero cuando preguntamos, casi por cortesía, lo que debíamos surgió la frasecita: “Mira, ni para ti ni para mi… “, seguida de un importe disparatado, casi de hotel de lujo. Tardamos algún tiempo en superar el estupor y una vez superado nos quedó la cartera bastante más vacía, la frase para la memoria y una amarga, pero divertida, experiencia.
Bueno, pues cuando esta mañana he leído el resultado de las elecciones lo primero que me ha venido a la cabeza ha sido la dichosa frasecita. Primero he pensado que mi cabeza se atenía solo al sentido literal de la frase, es decir, no hay ganador –ya se, ya se, todos han ganado-. Pero intentando entenderme un poco más he comprobado que no, que estaba pensando en la experiencia completa, en que de esto vamos a salir un poco, o bastante, más pobres, y al cabo de un tiempo vamos a quedarnos con una experiencia amarga -incapacidad de pactar, de llegar a acuerdos, frentismo, intolerancia- y divertida, aunque el humor sea negro y la risa nerviosa.
Ya la exhibición de incapacidad de actitudes de estado del día después es patética. Todos hablan de diálogo al tiempo que afirman rotundos que ya tienen su postura decidida. ¿De qué diálogo hablan? ¿De quedar a tomar café? ¿De comentar las anécdotas de la campaña electoral? ¿De hablar mal de los que no están presentes? ¿De comentar sobre el tiempo o el coste de la cesta de la compra?
Tengo la impresión de que los viejos partidos están dispuestos a infringir un severo castigo al pueblo por su osadía de salirse de la fila, y la aún más triste impresión de que los nuevos partidos mean agua bendita y cuando quieran darse cuenta la gente, castigada por sus incapacidades y falta de cintura, volverá desencantada a la fila. Más pobre, más triste y experimentada, pero sobre todo habiendo perdido una oportunidad y una cuantas hilachas más de libertad.

Al final ni para ti ni para mí, para ellos, para los de siempre, contra los de siempre. El juego continúa y las cartas están marcadas. 

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