Estamos "podidos"(*) ,
sin duda, y nos quejamos. Si, en plural, en este país todos nos quejamos de
algo y, en un alarde sin precedentes de unanimidad de opinión, todos nos
quejamos de los políticos que tenemos. Un poco como, adaptando el dicho, cada
uno con sus quejas y los políticos en las de todos.
Y ante esta tesitura, la de la
unanimidad, solo existen dos opciones: o tenemos unos políticos ineptos,
corruptos, insensibles y sordos, o aquí hay algo que falla y ellos son tan
víctimas como nosotros.
Así que como la opinión
generalizada ya hace años que se ha decidido por la primera opción yo, en mi
incansable búsqueda de la otra verdad, he decidido investigar con el rigor que
me caracteriza las posibles pruebas de que la segunda opción sea la verdadera.
Y ya puesto a la faena me he
encontrado con la prueba definitiva de que los políticos no son los culpables
de su propia ineptitud, no, la culpa es de la Real Academia de la Lengua, y en
último caso del idioma, posiblemente, y ya remontando de verdad, incluso del
latín que siendo como es la fuente principal del nuestro nos incapacitó para
resolver algunos temas.
Por partes. Todos sabíamos lo que
podía pasar si se aprobaba el estado de alarma, todos sabíamos lo que podía
pasar con el COVID, todos sabíamos lo que iba a pasar con la crisis, todos
podíamos prever las consecuencias de determinados sucesos, ¿Y los políticos?,
los políticos también, preveían, pero ahí se quedaron, en preverlo y sin
proveer las medidas necesarias, las acciones fundamentales para evitar las
consecuencias, todos hicieron el Don Tancredo de los videntes.
¿Es que nuestros políticos, esos
esforzados y sacrificados seres humanos, son unos incapaces? Si,
definitivamente sí, pero lo son porque el lenguaje no los provee de una
herramienta que les impida, que los aboque, a la resolución de los problemas y
no solo a su deseperada previsión y enumeración.
Así que fruto de este sesudo y
clarividente estudio propongo la creación del verbo “preveer”. Un híbrido de
los verbos prever y proveer que asegurará que todo aquel que prevea un problema
pueda en la misma acción verbal proveer los medios necesarios para su evolución
indeseada.
Mediante este verbo todo el que
prevea proveerá. Es decir, y utilizando el nuevo verbo, “preveerá”. Y yo ya he
previsto que nadie me va a hacer ni caso y he decidido proveerme de unas
vacaciones que me permitan recuperarme de mi agotamiento intelectual. Esta todo
“preveisto”.
Nota del autor: “Actualidad
escrita hace 5 años, me ha bastado cambiar el estatuto catalán por estado de
alarma y el ébola por el coronavirus”
(*)podidos, del verbo arregular
podar. Estamos podidos es equivalente a estar j**idos y recortados (podados),
en este caso en nuestros derechos.
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