Después de todo este tiempo, me
refiero al tiempo transcurrido desde las elecciones, tengo claras dos cosas,
bueno, claras no, medianamente claras: la primera es que los supuestos líderes,
en realidad caras visibles porque líderes son los que ejercen un liderazgo, de
los partidos han decidido usar a los españoles como justificación y garantía de
sus enconos, frustraciones y ambiciones personales, eso sí todo envuelto en un
envoltorio patético-ideologizante que les permita gritar mucho en esas
convenciones para convencidos que ahora llamamos mítines y a poder ser cuando
haya una cámara cerca.
Estoy harto, hasta los mismísimos
votos, de que todos digan que han entendido el mensaje de las urnas cuando lo
que quieren decir es que les vale el
recuento para poder decir que las urnas han dicho lo que les conviene. Estoy
harto, hasta las urnas, de que los voceros se dediquen a explicarme lo que
tengo que pensar y lleguen a conclusiones por mí como si fuera tonto, que no
dudo que lo sea, pero en todo caso menos que ellos.
La segunda es que, como decía un
primo mío, “o son tontos o comieron flores de pequeños”. Uno, viendo los
ejercicios retóricos comunes, los desesperados esfuerzos por decir que están dispuestos
al diálogo en tanto ponen unas condiciones imposibles para los demás para poder
decir que son los otros los que no quieren dialogar.
¿Nos toman por tontos? ¿Somos tan
tontos que realmente nos lo creemos? ¿Tenía yo razón y estamos asistiendo a la
estrategia de los dos grandes partidos por llegar a unas nuevas elecciones y
quitarse de en medio a los partidos emergentes? ¿Sobrevivirá ciudadanos a unas
nuevas elecciones? ¿Sobrevivirá Pedro Sánchez?
En todas estas preguntas a mí me
da la impresión de que los principales damnificados por unas nuevas elecciones
serían, por este orden y salvo espectáculos por venir, Pedro Sánchez,
Ciudadanos y el PSOE. Ciudadanos porque se desangraría por la izquierda y por
la derecha y el PSOE porque podría desangrarse por la izquierda. De Pedro
Sánchez me temo que ya se encargan los suyos propios.
¿Y si aprendieran a jugar al
ajedrez? Si aprendieran a jugar al ajedrez, el panorama sería diferente. Veamos:
El PP, con blancas por ser el más votado, abriría avanzando peón y buscando una
defensa fuerte de sus posiciones dada la debilidad que su falta de mayoría
aconseja la prudencia, y el PSOE haría una partida agresiva buscando ofrecer
unas tablas en el momento en que consiguiera que las blancas cedieran algunas
piezas, incluso buscando alguna torre y amenazando al rey.
Traducido. ¿Qué hubiera pasado si
Pedro Sánchez le hubiera hecho a Rajoy una oferta similar a la que él recibió
por parte de Pablo Iglesias? ¿Si hubiera propuesto para el PSOE las carteras
sociales y fiscales? Pues que posiblemente se habría formado un gobierno que diera
continuidad a la recuperación pero introduciendo ciertas políticas socialmente
necesarias. O sea, viendo los resultados de las elecciones, lo que parecen
haber dicho los españoles. Por lo menos los que yo escucho. Y además Pedro
Sánchez se hubiera consolidado en su partido como el líder capaz de quitar la
iniciativa al PP y sacar una victoria de una evidente derrota.
¿Y Ciudadanos y Podemos?, pues
como se dice en las partidas: “Los mirones callan e invitan a tabaco”. Llegados
al momento del final de la partida los participantes pueden invitar a copas a
alguno de los espectadores, o a todos. Incluso pueden, durante las copas,
comentar las variantes tácticas que ellos hubieran introducido. Ya se sabe que
el mejor jugador siempre es el que no juega.
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