Escandalizarse es una de las
grandes pasiones de la sociedad actual. Lo curioso es que siempre nos
escandalizamos con grandes aspavientos y rimbombantes palabras de aquello que
hacen otros cuya cara debía de haberse caído hace ya tiempo de vergüenza. Nos podemos
escandalizar por los actos, las palabras o, incluso, los pensamientos que unos
otros perpetran sin reparar en el daño que causan a nuestra inocencia.
Escandalizarse por la foto de un
niño muerto, uno más, y no por los cientos, los miles, de personas de todo sexo
y edad que a diario mueren por motivos tan dispares como el hambre, la guerra,
la religión, la política o la ausencia de futuro, son ganas de sentirse a gusto
con la propia conciencia y barrer la basura de la nuestra hacia alfombras ajenas.
Todos, toda la sociedad
occidental, toda la llamada civilización actual, todos los que día a día
alquilamos con nuestro trabajo la capacidad de una vida de confort y
adormecimiento moral mientras contribuimos sin rechistar al fortalecimiento de
poderes que ni conocemos y manejan el mundo para su mayor provecho, somos
parcial, pero absolutamente, culpables de tolerar las causas que provocan esa
imágenes.
Una sociedad que asiste desde el
confort de su salón a la desgracia ajena y se escandaliza, es escandalosa
Una sociedad que tolera que le
cobren las necesidades básicas como el agua, el calor o la comida para mayor
comodidad propia y enriquecimiento ajeno,
mientras hay gente que carece de ellas, es escandalosa
Una sociedad que permite la
destrucción diaria de sobrantes de alimentos y ropas de abrigo mientras
millones de seres humanos sufren de su carencia, es escandalosa
Una sociedad que fomenta la
exclusividad y el lujo mientras asiste a la marginación de seres humanos sin
hogar, o que son expulsados de él para beneficio de otros, o que, simplemente,
carecen de oportunidades para acceder a
una vivienda digna, es escandalosa.
Una sociedad que considera la
formación y la educación como un lujo solo accesible para unos cuantos, es
escandalosa
Una sociedad que permite que una
persona gane en un día lo que un país necesita, y no tiene, para comer en un
año, es escandalosa
Una sociedad capaz de gastarse en
sus mascotas el dinero que necesitan los seres humanos para sobrevivir, es
escandalosa.
Una sociedad que permite que en aras
de unas interesadas ideas, o de un idioma, o de una situación geográfica, se
mate, se viole, se mutile, se persiga y se escarnezca a otros, es escandalosa
Una sociedad que dibuja líneas
imaginarias para repartirse el mundo y crea y fomenta la animadversión de los
que están a un lado y otro de esas líneas, es escandalosa
Una sociedad que busca las
diferencias para defender lo que tiene en vez de buscar las semejanzas para
compartirlo, es escandalosa
Una sociedad que permite que la
manejen, la manipulen y le digan cuando toca escandalizarse, con qué y durante
cuánto tiempo, es escandalosa.
Una sociedad que permite, admite
y acata leyes solo conducentes a la discriminación, sea del signo que sea, al
predominio de unos sobre otros, sean mayorías o minorías, al enriquecimiento de
unos cuantos, sean industrias o caciques, o al aumento del poder de unos determinados
grupos, sean políticos o económicos, es escandalosa.
Y ahora, en un ejercicio
posiblemente imposible de sinceridad, repasad conmigo los motivos de escándalo
que he apuntado, marcad aquellos con los que estéis conformes y decid conmigo:
“la sociedad en la que vivo es escandalosa” Y después ya podéis volver a
vuestra rutina diaria. Por hoy ya hemos tenido suficientes emociones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario