Llegada esta situación ya no me
importan las razones. Puestos en plan exquisito no me importa ni siquiera quien
tiene o pudiera tener la razón. Mi absoluta solidaridad con los que sufren y mi
absoluto desprecio hacia los que hacen sufrir.
Me gustaría que existiera un
planeta prisión, una galaxia prisión, en la que pudiéramos meter a todos los
causantes, sin distinguir, sin matizar, sin perdonar, bien equipados con todas
las armas que en el mundo existen y esperar pacientemente a que se exterminen
entre ellos. Con la misma piedad, con la misma humanidad, con el mismo sentido
de la justicia que ellos exhiben hacia los demás.
Claro que puestos a reflexionar a
lo mejor en este planeta no quedaba nadie, o, maldita cabeza, exactamente eso
es lo que es este planeta.
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