sábado, 14 de diciembre de 2013

Evaluación Continua

Hace años viví un intento de robo en medio de la calle, a plena luz del día, por parte de un grupo de gitanas que me rodeó y exploró mis recónditos recovecos textiles y no textiles con unas manos ávidas y peritas. Lo peor de aquel episodio no fue que me robaran, que no lo lograron, si no la sensación de impunidad por su parte y de violación de mi intimidad y mis derechos por parte de la mía.
Hoy me pasa lo mismo con las noticias que leo en los periódicos y escucho en tertulias y noticiarios, todas tienen un tufillo recaudatorio común, todas me parecen dictadas desde una impunidad absoluta y todas atentan contra mis derechos fundamentales a tener una vida digna y contra mi intimidad de preservar solo para mí lo que tengo en mis bolsillos. Y no me vale el manido argumento de que lo hacen para preservar el bien común cuando hacen gala diaria y continua de confundir tal concepto con el de bien ajeno de uso propio.
Pero si es verdad que todas me preocupan hay un tipo de noticias que me ponen los pelos de punta por lo que de innovadoras tienen. Noticias que suponen la confesión de un nuevo camino para que sus manos ávidas y peritas se introduzcan unas cuantas veces más en nuestros bolsillos, ya muy mermados, para ver que sacan. Y estos sí que siempre sacan algo, por lo civil o por lo criminal, por la ley o por el error imposible de revertir por falta de medios. Por el uso o por el abuso.
Y en este sentido me preocupa especialmente la noticia de que se va a implantar un reexamen periódico del carnet de conducir, por supuesto pagando las tasas y derechos de examen correspondientes y unos cursillos especialmente montados a tal fin que se concederán a determinadas entidades privadas reconocidas por el gobierno de turno y que se darán por criterios única, y amigablemente, de idoneidad.
Al principio uno lee con cierta esperanza el contenido de la noticia pensando en si ese instrumento servirá para retirar el 70% de carnets concedidos a inútiles físicos o psíquicos que circulan con una bomba en sus manos. Tras una lectura cuidadosa el fin resplandece. Las tasas, los derechos de examen y los beneficios amigables son el único fin de tan innovadora iniciativa.

Y lo peor no es que lo hagan, que lo harán, lo peor es prever lo que vendrá a continuación. Yo por si acaso ya me estoy estudiando la reválida de sexto y buscando academia.

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