viernes, 2 de octubre de 2015

Laicos

El debate está en la calle, pero como casi siempre, exagero en el casi, hay más gente interesada en llevar la razón que en ser razonable, gente dispuesta a desvirtuar, contaminar y utilizar cualquier método para salirse con la suya.
¿Qué es un laico? Curiosamente el término es básicamente religioso y significa, desde el punto de vista católico, aquel que no ha profesado los votos, seglar o secular serían también equivalentes. Si nos vamos al budismo se refiere a monjes que practican sin necesidad de templo. Casi lo mismo. Curiosamente todos los primeros cristianos eran laicos o legos.
¿Es por tanto este el debate abierto en la sociedad actual cuando se reclama un estado laico, una escuela laica, una sociedad laica? Me temo que no. Laico en este caso se toma como al margen de la religión, no adscrito a ninguna creencia ni práctica religiosa. ¿Es por tanto este el debate? Debería de serlo pero me temo que hay más gente interesada en crear su propia acepción e imponérsela a los demás que en llevar el término a su justa medida.
Teniendo catorce años decidí, tras una experiencia traumática en un colegio religioso, abandonar la práctica religiosa. Nunca por ello se me ha ocurrido considerar a la iglesia católica, ni a ninguna otra, como un antro de perversión por la misma razón que si voy a una panadería y me venden un mal pan no condeno al gremio de los panaderos.
Pero no puedo evitar cuando veo a ciertos colectivos utilizar la palabra, el concepto, percibir un cierto tufillo, una peste hedionda, a postura anti religiosa, por no decir, o hay que decirlo, anticatólica. El anticlericalismo, la anti religiosidad, aparte de denotar una cierta falta de perspectiva histórica y una postura agraviada, es un posicionamiento no laico, ya que denota la falta de una virtud sin la que el laicismo no es posible, la tolerancia, por lo que se convierte indefectiblemente en una religión alternativa, o en una alternativa a la religión, como se prefiera, pero religión al fin y al cabo.
Aquellos que se ofenden cuando un líder religioso se pronuncia sobre un tema porque no coincide con su idea no adoptan una postura laica ya que esa persona se pronuncia para los suyos y según sus códigos morales. Utilizar esas palabras para arremeter contra la iglesia a la que pertenece es anticlerical y demagógico. Si es erróneo para su iglesia que ella y sus seguidores se lo demanden y en todo caso a mí ni me va ni me viene, ya que ni vivo en sus preceptos ni pretendo caer en la demagogia de condenar a los que me condenan.
Perseguir ciertas tradiciones porque tienen un origen religioso no es ser laico, es ser un descerebrado o un demagogo, que de todo hay, porque entonces habrá que quemar todas las pinturas de origen religioso, incluso mitológico dado que la mitología era una religión, y las esculturas y las obras de teatro que toquen el tema, todos los clásicos, y derribar las iglesias y las catedrales e incluso condenar al olvido a miles de recetas que recordarán su pasado clerical o, simplemente, de conmemoración y costumbres de ciertas fechas.
No sé, según lo escribía alguna de estas prácticas me ha traído a la cabeza al Estado Islámico y las suyas.
Yo, mientras tanto, y conserve la cabeza, seguiré convencido de que soy laico ya que no practico ninguna religión concreta. Eso sí, voy a seguir creyendo en los Reyes Magos, voy a seguir disfrutando de lo poco que queda de Navidad, voy a seguir extasiándome ante la apabullante estética de ciertos pasos de Semana Santa cuando transcurren por lugares que los realzan y voy a seguir disfrutando del impacto emocional que producen en los que lo contemplan. Y si, también seguiré asistiendo a ceremonias religiosas, de cualquier religión, sin temor a condenarme ni a faltarle al bien común cuando algún amigo o familiar demande mi compañía para festejar con él o acompañarlo en momentos de necesidad.

Porque soy laico, pero nada, nada, anti religioso. Porque esa religión, la anti religión, tampoco la practico.

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