domingo, 8 de febrero de 2015

Cabizbundo y meditabajo

Cabizbundo y meditabajo, sin duda, triste y confuso, así es como estoy. Y no lo estoy por mí mismo, por mi vida personal, laboral o familiar. Lo estoy porque estoy inmerso en una sociedad triste y confusa, cabreada y confundida, literalmente, desarmada y desesperanzada porque no entiende nada de lo que sucede a su alrededor y se aferra a palabras que cree que son ideas y a ideas que no son más que palabras. A líderes de trapo y a una amenaza de poder omnívoro que no da la cara.
Oigo hablar de ideologías y no doy crédito a lo que escucho. Oigo hablar de ideologías asociadas a siglas de partidos y no quepo en mí del susto, del desconcierto, del hastío. ¿De que ideologías se puede hablar cuando se intentan asociar a un grupo de señores cuyo único objetivo es alcanzar la cuota de poder máxima de la que sean capaces y seguir en el juego desde una posición privilegiada y de espaldas a quienes los han votado?  ¿Eso son ideologías? ¿O son simplemente ideas y no precisamente edificantes.
Si hago un leve recorrido por los diferentes partidos y sus propuestas tengo dos alternativas: no creerme nada y acabar con una depresión de caballo, o creer en lo que dicen y acabar con una depresión de caballo. O resumiendo todo es una cuestión de fe y una depresión de caballo.
El PP es la estabilidad, la continuidad, el triunfo sobre la crisis, los valores de siempre. Pero lo que no dicen es que el PP es la corrupción, el amiguismo, la renuncia a los derechos colectivos, la legislación de espaldas a los ciudadanos, la aristocracia moderna y mediocre. El PP actúa como una secuela avergonzada del franquismo y por tanto con complejos, ideas y renuncias emanadas de la historia reciente
El PSOE es el progresismo, la recuperación de los valores, la izquierda. Pero lo que no dicen es que el PSOE es la corrupción, la legislación contra el PP sin importar los medios ni las consecuencias, la renuncia a cualquier propuesta equilibrada porque lo que importa es ser los otros, no nosotros. El PSOE actúa como una secuela del antifranquismo en el adquirió su preponderancia y es reo de contradicción permanente, tanto externa como interna, y de sus propias palabras. Adolece de políticos de barra de bar incapaces de ser estado porque trabajan para para contentar a unos y cabrear a otros que antes que para gobernar a todos.
IU es el pueblo, dice. Pero IU es la corrupción, es la manipulación, es la atomización y es el estado férreo que todo lo controla y borra al individuo en aras de la masa. Es la secuela revanchista del franquismo que quiere recuperar tiempos pasados que según ellos fueron mejores, aunque a mí no me lo parecen. Son aquellos que hablan de honradez pero la ignoran cuando tienen la sartén por el mango, son aquellos que hablan del poder del pueblo siempre que ellos sean el `pueblo. Son la contradicción entre la prédica y la acción.
De los demás partidos no puedo hablar porque no han tenido la cuota de poder suficiente para pringarse, pero no me creo nada. Estos no son, aparentemente, secuelas del franquismo, pero todo lo que ofrecen son palabras, palabras sin soluciones concretas a los problemas concretos, ideologías que han fracasado ya varias veces, utopías no sustentadas en ningún compromiso plasmado, no sustentadas en posibilidades reales en un mundo real, no explicadas para poder ser racionalmente convincentes.
Pero nadie me habla de cómo enfrentarme a un sistema alienante, a un sistema montado para bórrame como individuo, para cercenar mis derechos individuales y recortar mis derechos colectivos. Montado para sustentar a una capa administrativa incompetente y contraria a mis necesidades. Montado para que pierda mis fuerzas, mi ilusión en un combate inútil contra inútiles oponentes. Montado para ocultar la realidad y dividir a la sociedad en banderas que no representan lo que dicen ni a los que las eligen.
Así que un montón de años después de su final sigo viviendo al hilo del franquismo. Sigo debatiendo, siendo legislado, insultado o recriminado en función de lo que hizo un señor que a estas alturas no debería ser más que una página de la historia reciente de este país. Sin rencor, sin pudor y sin influencia alguna en nuestras vidas cotidianas.

Pues eso, estamos en tiempo pre electoral y me hablan de ideologías y yo me encuentro cabizbundo y meditabajo, triste y confundido. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario